Calzado: espanto en el sector por suba de 348% en importaciones brasileñas

En 2003 ingresaron 14 millones de pares. La mitad en el último trimestre. Quejas de empresarios locales

Los productores argentinos de calzado renovaron ayer sus quejas por el ingreso de productos brasileños al mercado local, luego de que la Asociación Brasileña de la Industria de Calzado anunciara que las ventas de zapatos de ese país a la Argentina crecieron un 348,2% en 2003 respecto del año anterior.

En un mercado local que los empresarios estiman en 60 millones de pares por año (cerca de 1,8 per cápita), el año pasado ingresaron al país unos 14 millones de pares brasileños, de los cuales más de la mitad entró en el último trimestre, según explicó el presidente de la Cámara del Calzado, Alberto Sellaro.

El ejecutivo remarcó que el aluvión de productos brasileños a las zapaterías y góndolas de supermercados argentinos "no se debe en absoluto a que ellos (por Brasil) sean más competitivos".

Sellaro destacó que "Brasil es el tercer exportador mundial de calzado, y cuando agarra una línea de producción la aniquila", y advirtió que el impacto negativo sobre el empleo podría empezar a sentirse a lo largo del primer semestre de 2004.

Al respecto, disparó que los productores brasileños "exportan en la medida que su gobierno los subsidia, mientras nosotros subsidiamos el desempleo, ellos subsidian el empleo, y encima el Mercosur está hecho a su medida", se quejó.

Según cifras empresarias, el crecimiento vertiginoso que experimentó el sector en los meses inmediatos posteriores a la devaluación redujo su ritmo durante el último tramo del año pasado, mientras bajaba el dólar en Buenos Aires y aumentaban fuerte las compras a Brasil, cuyo propio mercado estaba en plena recesión.

Los industriales brasileños destacaron ayer que con las compras por 65,723 millones de dólares que se registraron en 2003, el mercado argentino volvió a ser el segundo comprador de zapatos del Brasil, superado sólo por los Estados Unidos.

El balance del año mostró así una reversión de la tendencia que se había iniciado con la sustitución de importaciones generada tras la devaluación, que hizo caer al país al séptimo lugar de ese ránking en 2002.

"Hay que ponerle algún límite a esta situación, porque la industria necesita un horizonte claro para recibir nuevas inversiones", se quejó otro reconocido empresario.

El titular de la Fundación ProTejer, Aldo Karagozian, que encabezó el año pasado los reclamos de salvaguardas para el sector textil, dijo que "a los productores de calzado se les viene la noche igual que a nosotros", y vaticinó que "las importaciones pueden crecer mucho más".

Sin embargo, el reclamo de una mayor depreciación del peso ya no está en la agenda de los empresarios: "Con el dólar como está, si los países del Mercosur cumplieran con las normas internacionales, somos todos competitivos", dijo otro ejecutivo.

Ocurre que no sólo el tipo de cambio rige el intercambio bilateral de productos manufacturados, y por ello los empresarios argentinos cuestionan a Brasil los altos subsidios que otorga a través de la promoción industrial a la región del nordeste, las devoluciones de impuestos y las líneas de financiamiento subsidiado del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES).

Sellaro apuntó que los empresarios del vecino país gozan de un subsidio total a la exportación del 42% sobre el valor de la mercadería, que surge de la diferencia entre sus precios internos y los de venta al exterior, luego de deducir las bonificaciones de ICM (IVA), cargas sociales y otros impuestos.

A eso se sumó el último día de 2003 la decisión del gobierno de Luiz Inácio Lula Da Silva de gravar las importaciones con dos impuestos que financian la seguridad social (el Cofins y el PIS), que encarecen las ventas al gigante sudamericano casi un 7%.

Para Karagozian, "Argentina debería aplicar el principio de reciprocidad y aplicar una carga similar, así como los brasileños impusieron a los turistas estadounidenses las mismas normas de seguridad que Estados Unidos fijó para ellos".