| miércoles, 07 de enero de 2004 | Rosario vista por un uruguayo Desde Uruguay viajé a Rosario para pasar las fiestas con un hermano que hace 32 años reside en el país hermano, Argentina, a quien quiero mucho. Conozco Rosario desde hace muchos años, pero hacía ocho que no volvía. No cambió nada. La ciudad carece de atracciones turísticas y aún no sé si el gobierno se dedica a ella. Sin que se ofendan los rosarinos quisiera tomarme el atrevimiento de hacer una crítica constructiva. Las calles son un desastre, los colectivos van a los saltos. Muchos edificios, que podrían dar un buen aspecto a la ciudad, se mantienen grises y sucios. Los empleados de las agencias de viajes, mozos, taxistas y colectiveros tienen la misma mala educación de siempre. Hablan con malos modales y no tienen idea de lo que es un turista. Para cambiar dinero uruguayo es un dilema. Algunas casas que se dicen agencias se excusan diciendo que no hay mercado de plata uruguaya. No resulta fácil llevarse un recuerdo de Rosario, como remeras con sus logos. Habrá que caminar varias horas para encontrarlas. Pero no todas son pálidas, porque hablando de mujeres por cierto en la Argentina las rosarinas son las más bellas. También en gastronomía la comida es muy buena, del vino, ni hablar, y la ropa también. Los invito a que vengan a Montevideo, donde los trataremos amablemente y los aliento en los proyectos turísticos para la ciudad.
Walter Marin enviar nota por e-mail | | |