El próximo jueves se estrena en los cines rosarinos la película épica "El retorno del rey"

"El Señor de los Anillos", la joya de la corona de la monumental trilogía

El final de la saga se convirtió en una de las películas más esperadas

J.L. Cavazza / La Capital

El desenlace de la trilogía de "El Señor de los Anillos", basada en el libro de J.R.R. Tolkien es, sin duda, uno de los estrenos más esperados del año. Luego de dos películas, "La comunidad del anillo" y "Las dos torres", y tres años de espera, llega por fin a Rosario el 1º de enero la apoteósica conclusión del épico viaje emprendido por hombres, hobbits, elfos, enanos y el resto de las razas y criaturas de la Tierra Media. Un viaje épico en el que, según su director, el neocelandés Peter Jackson, "además de las batallas espectaculares, también están esas historias íntimas, emocionales, y es precisamente ahí dónde radica buena parte de la fuerza de El retorno del rey".

El filme supone el final de la misión heroica de los miembros de la Comunidad del Anillo, sus relaciones, sus rivalidades y muestra cómo a través del valor, la entrega y la determinación, hasta el más insignificante de los mortales puede cambiar el mundo.

Pocos filmes han sido tan esperados y llegan con tanta gloria como "El retorno del rey". El Círculo de Críticos de Nueva York seleccionó la cinta como la mejor del año, algo que corrobora el Instituto Americano de Cine al situar "El retorno del Rey" entre las diez mejores del año. En Europa y Estados Unidos se estrenó el 17 de este mes, a diferencia de la segunda parte que tuvo un estreno mundial que incluyó a los cines argentinos. Disturbios y caos social del 19 y 20 de diciembre del 2001 mediante, el estreno de la primera parte se demoró varios días en Argentina.

Se dice que "El retorno del rey" es más imponente que "La comunidad..." y "Las dos torres". Se habla mucho en los últimos días de una gigantesca batalla precedida de un prólogo en el que cuenta la transformación del hobbit Sméagol en Gollum, y seguida de un emotivo epílogo que cierra con tono melancólico las líneas argumentales del relato.

En las cifras de la taquilla, en cambio, no hay rastro de melancolía alguna: 863 millones de dólares para la primera entrega y 920 millones de dólares para la segunda.

La tercera película de la saga fue filmada junto con las otras dos en un único rodaje de 276 días que comenzó hace cuatro años en un proyecto sobre el que Jackson lleva trabajando un total de siete años. 120 técnicos divididos en siete departamentos, un equipo de producción de más de 2.400 personas, 2.000 armas construidas, 250.000 soldados creados por ordenador y 48.000 armaduras. Pero no todo tiene una importancia meramente numérica, porque entre otras cosas, la trilogía obligó a Hollywood a replantearse los mecanismos de producción de sus grandes proyectos, un par de años después de que al gordo y desprolijo Jackson nadie tomaba demasiado en serio.

A diferencia de otros grandes estrenos de Hollywood, en esta oportunidad no se trata únicamente de efectos especiales, sino del mensaje que transmite, ya que la obra de Tolkien, escrita poco después de la Segunda Guerra Mundial y por alguien que había servido en la Primera Guerra Mundial, resuena como nunca en los oídos del público. Obra esta que ha sido interpretada desde distintas perspectivas, y que incluyen lecturas religiosas, filosóficas y políticas.

En este sentido, si se compara la trilogía de "El Señor de los Anillos" con la trilogía de "Las guerra de las Galaxias" o de "Indiana Jones", Jackson sale ganando, porque al contrario de la saga galáctica de George Lucas y de la saga serial de Steven Spielberg, supo crear la suma de los tres capítulos como si fuera una sola película, lo que asegura el crescendo de emociones del conjunto. Sólo la trilogía de "Matrix" se emparenta en cuanto a la idea de presentar una sola historia, aunque evidentemente sufrió el desgaste de rodar por separado cada filme.

Al margen de todas las lecturas posibles, lo cierto es que Jackson, cuando el gran público no quiere mirar atentamente al futuro, quizá, por que le teme, gira hacia atrás, hacia un pasado reinventado que hace sentir seguros a todos. Claro que el gran tema que encierra la trilogía -la lucha entre el Bien y el Mal, la tentación por el poder y la oscuridad, las batallas desiguales e injustas- nos recuerda a cada momento la trama temible de la actual política internacional, sobre todo a partir del fatídico 11 de septiembre de 2001. Por esto, frente a películas del género -la fantasía heroica- como "Conan, el bárbaro" o "Willow", tan épicas como carentes de sustancia, la trilogía de Jackson se convierte en una obra sociológica. De todos modos, solo se trata de una mirada distinta y nueva sobre un género que estaba a punto de desaparecer.

Lo cierto es que la saga protagonizada por Elijah Wood, Ian McKellen, Viggo Mortensen, Sean Astin, Liv Tyler y Orlando Bloom, entre tantos otros, está a punto de desandar el ribete final, justo cuando las fuerzas de Saruman han sido destruidas y su fortaleza sitiada.

Sin embargo, "El retorno del rey" arranca de un flash-back, un recuerdo cinematográfico del que se ha convertido en el personaje más popular de la serie, Gollum, para mostrar el proceso que le ha convertido en esta criatura entre simpática y monstruosa. El está guiando a Frodo y a Sam al corazón de Mordor para que destruyan el anillo del mal, aunque sus pasos van derechos al nido de Shelob, la araña gigantesca.

Entre otros detalles del filme, desapareció la figura del sabio del mal Saruman (Christopher Lee), que seguirá en la torre encerrado sin que el público le vuelva a ver, o gran parte del triángulo amoroso entre Eowyn (Miranda Otto), Aragorn y Faramir (David Wenham). Tampoco está en la película el regreso de los hobbits a su tierra natal, donde tendrán que restablecer el orden, una parte del libro que nunca le gustó a Jackson y que ni siquiera incluyó en el guión de rodaje.

Pero lo realmente trascendente es que en "El retorno del rey" llegó el momento de que se decida el destino de la Tierra Media, y por primera vez en mucho tiempo, parece que queda una pequeña esperanza. La atención del señor oscuro Sauron se centra ahora en Gondor, el último reducto de los hombres, y del cual Aragorn tendrá que reclamar el trono para ocupar su puesto de rey. Pero las fuerzas de Sauron ya se preparan para lanzar el último y definitivo ataque contra el reino de Gondor, la batalla que decidirá el destino de todos. Mientras tanto, Frodo y Sam continúan su camino hacia Mordor, a la espera de que Sauron no repare en que dos pequeños y tiernos hobbits se acercan cada día más al final de su camino, el Monte del Destino. Está dicho, cualquier mortal puede cambiar el mundo si se lo propone.

El último capitulo de la saga llega a Rosario.