Estancia de aventuras

Paseo por canales de agua y puentes camel, en compañía de expertos conductores todoterreno

Los lugareños la conocen como el campo de Benítez. Se llama Estancia La Guarida, pero no es una finca cualquiera: cuando se interna entre la vegetación, el camino empieza a ofrecer dificultades que sólo se sortearán con una 4x4.

Nelson Benítez es un loco de los vehículos a doble tracción. Entre sus mejores logros figura haber sido campeón argentino 2000 y 2002 del Trofeo Argentino Todo Terreno, y subcampeón 2001. También alcanzó con estos vehículos los 6 mil metros de altura en los Andes riojanos. Se casó hace 19 años y hace 9 que tiene la estancia, un campo de 500 hectáreas bañado por el río Santa Rosa, algo que le otorgó especial atractivo ya que la cercana Villa General Belgrano no tiene curso de agua.

A la estancia de Benítez se puede ir con vehículos a doble tracción propios (el campo se convirtió en clínica de conducción de 4x4) o contratar un día de estadía. Ellos lo proponen como un día de estancia en familia.

La jornada comienza con una charla explicativa y con un circuito 4x4 por el campo. Después salame de la colonia con queso de cabra mientras se espera el asado con actividades complementarias (tirolesa, caballos, bicicleta). Más tarde, el asadazo, y una tarde de río con gomones, cuerdas que atraviesan el curso de agua y otros entretenimientos.

Luego, nuevamente la emoción máxima. Vehículos que atraviesan canales de agua, puentes camel y travesía por lugares sin senderos suman excitación.


Deportes extremos
El turismo de aventura y los deportes extremos se abren lugar cada vez con más fuerza en Córdoba. En Calamuchita lo saben. A los trekkings y visitas a lugares inhóspitos y de difícil o imposible acceso se suma ahora la oferta de turismo de estancia serrana, con aventura adentro del mismo predio.

Benítez está convencido de que el proyecto tiene continuidad, y le ve desarrollo en el futuro. "Hay una gran tendencia a aprovechar unos días y largarse a la aventura", dice, y pone la primera para meterse en medio de la maleza sobre un sendero que no llega a ser camino.