Año CXXXVII Nº 48209
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Economía
Escenario
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Salud 12/11
Autos 12/11


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 16 de noviembre de 2003

Aventura pendular entre la paz absoluta y la máxima adrenalina
Córdoba: Travesía camino a lo imposible
Combina 4x4 y trekking pone al visitante sobre los 2.800 metros del cerro Champaquí.

Marcelo Castaños / La Capital

Muchos rosarinos asocian la cima del cerro Champaquí con un trekking de por lo menos tres días, con contingentes de estudiantes lanzados a esa aventura o de no tan jóvenes dispuestos al desafío. Pero son muy pocos los que saben que esa misma cima, la más alta de Córdoba, se puede alcanzar en una travesía que combina 4x4 (algunos trayectos en caminos de alta dificultad) y trekking en un solo día. Una experiencia que deja ganas de volver. Se trata de la ascensión por el cerro Los Linderos, cuya cima está a 20 minutos de caminata de la del Champaquí.

El trayecto se hace desde Santa Rosa de Calamuchita, o desde Villa General Belgrano, desde donde se presta el servicio. Si se va por cuenta propia dependerá del vehículo, del cuidado que se le prodigue y de la muñeca al volante. Como el camino se vuelve cada vez más complejo, quien cuide más su vehículo deberá dejarlo más lejos, y entonces la caminata será mayor.

El trayecto total es de 70 kilómetros por ruta. Los primeros 45, desde Santa Rosa hasta Yacanto de Calamuchita (no es el mismo Yacanto de Traslasierra), se hacen sobre asfalto. Luego, desde Yacanto hasta Los Linderos, habrá que recorrer 35 kilómetros más, de los cuales 10 son sólo para vehículos de doble tracción. El último kilómetro amerita la travesía: un camino a lo imposible en el que los vehículos treparán el cerro y el paisaje se dividirá entre la piedra cuesta arriba y el precipicio. Después, los 2.800 metros del Champaquí, para mirar toda Córdoba y algo más.


Abundancia de talas y molles
Las 4x4 inician el camino ascendente desde el valle lindero a Sierra Chica hasta Sierra Grande, donde está Yacanto de Calamuchita. Dos Land Rovers de Fender y una Toyota Land Cruiser llevan al contingente. Los conductores no son simples guías, sino enamorados de sus vehículos, les gusta el desafío. A la izquierda del camino se ven a lo lejos Santa Rosa, que va quedando atrás, y el embalse Río Tercero, con sus 5 mil hectáreas de espejo de agua. Durante el trayecto el visitante se da cuenta por qué Calamuchita significa "abundancia de talas y molles", las especies predominantes de la zona. A medida que se asciende en el camino se va perdiendo la vegetación autóctona, y sólo quedan las especies más resistentes. Pero el paisaje más agreste está por venir.

Después de Atum Pampa, una zona apta para cría del ganado, los vehículos llegan a Yacanto, un pueblo que comenzó a desarrollarse con la construcción de la ruta, hace cinco años. Hasta allí llega el asfalto. A lo lejos se ve la forestación y más allá, en la Sierra Grande, el camino ascendente por el que poco después transitarán los vehículos. Primero lo harán por una ruta de álamos plateados, con la vista de los pinos elliotis en las laderas, después por un camino sinuoso y empedrado que atraviesa el arroyo Yacanto. Se está a 1.300 metros sobre el nivel del mar y los guías recuerdan cómo nieva en invierno. Tras el complejo de cabañas Rivendel, el camino hace un inmenso badén que produce vértigo y se levanta empinado entre paredes de piedra. Ya se empieza a vivir la aventura.


Sol y viento
Los pinos pintan de verde el lugar, donde la mano del hombre no sólo se percibe en la forestación, sino también en las torres de alta tensión que vienen de la central de Río Grande. Pero el camino promete volverse más agreste después, bajo un sol que empieza a pelar y un viento que reseca la piel. A los 1.400 metros el camino se vuelve desmesuradamente sinuoso, y deja ver una forestación agresiva de pinos que intenta reponer un desastre en la zona: los pinos debilitados por el tratamiento de resina fueron arrancados de cuajo por un viento huracanado. Junto a los que crecen se ve un cementerio de troncos.

Los Linderos está cerca. Hay que seguir hasta el puesto Los Corrales, a 1.831 metros sobre el nivel del mar, y luego hasta el puesto Los Tres Arboles, a 2.330 metros. Allí, en Tres Arboles, está don Olghín, que cocina -dicen- unos corderos formidables.

Antes de llegar, la quebrada del río El Tabaquillo maravilla, igual que la quebrada del río El Durazno, que baña aguas abajo la población del mismo nombre. A 1.800 metros ya se ve todo el Valle de Calamuchita: el embalse Río Tercero, el dique Los Molinos y Cerro Pelado. Todo se aprecia desde un mirador donde es pecado no detenerse. La mica cubre el suelo, el viento ya es fresco pero todavía no invita a abrigarse, y desde el lugar se divisan los cóndores, jotes, caranchos, halcones y chimangos. Al costado del camino, las pircas (cercas hechas con piedras) cumplen la misma función que hace cuatro siglos.

Al fin, se llega a Puerto Los Tres Arboles, una pequeña construcción de piedra con generadores eólicos que alimentan las baterías para las estaciones de radio. A seis kilómetros está la bifurcación del camino, donde se abre la futura ruta a Yacanto. Está a 2.709 metros sobre el nivel del mar. El ascenso ha sido rápido y la altura se siente. No hubo tiempo de acostumbramiento y se aspira con más fuerza. El camino se ha vuelto absolutamente agreste, brilloso de mica y blanco de cuarzo. Hasta allí se puede llegar en auto, aunque sería más recomendable no pasar Tres Arboles. Faltan diez kilómetros para Los Linderos. Son los de más aventura, en las que el visitante agradece haber venido en 4x4.

A pocos kilómetros ya se ve el valle de Traslasierra, con las localidades de San Javier y Yacanto, aunque después, desde el Champaquí, se verá absolutamente todo. Los vehículos, a esta altura, circulan a paso de hombre entre las rocas, meneándose como cocteleras. ¡Y se llega al último kilómetro! En emoción, esos últimos mil metros compiten con todo el trayecto. Empieza el camino a lo imposible.

Allí sólo se puede ir a pie, en triciclo motorizado, en moto o en vehículo de doble tracción, siempre y cuando se los sepa conducir. El sendero se angostó al máximo. Una roca en el medio del camino obliga a desviar la huella y trepar literalmente por el costado. Los 2.760 metros de altura se sienten por todas partes.


¡Champaquí!
Por fin, se llega a Los Linderos. Fin del trayecto en vehículo. No se ve ningún camino, pero sí los montículos de piedras puestos sobre las rocas van guiando al baqueano. Es sólo un kilómetro en medio de un paisaje imposible. Se trepan unas rocas, se hace un codo y....¡la cima del Champaquí!

El espejo de agua en el medio de la cima refleja la figura de San Martín, la cruz y una repetidora de VHF completan la intervención humana. Desde allí se ve todo. La Pampa de Achala, el Valle de Calamuchita con su zona de lagos, el de Traslasierra, el río Mina Clavero, el río Tabaquillo, el cerro Totora, los volcanes de Pocho, Villa Dolores y Los Hornillos. Dicen los baqueanos que en un día de mucha visibilidad se llegan a divisar San Luis y La Rioja por el lado de Traslasierra, y la ciudad de Córdoba por el de Calamuchita. Es cosa de sentarse y mirar en silencio.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
El último kilómetro obliga a trepar las rocas.

Notas Relacionadas
Estancia de aventuras

Datos útiles


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados