"Un aporte para el vermouth"

Keith Sylvester dice que a pesar de lo que le pasó a su padre nunca tuvo miedo, hasta que cuando sus sus hijos Juan Pablo y Sandra estaban en una escuela de pupilos en La Cumbre (Córdoba), el colegio fue amenazado por el ERP. "Esa fue una de las muchas razones por las cuales emigramos", reconoce. Keith dice que uno de sus recuerdos más vívidos fue "estar en las oficinas del Swift junto a tantas personas que trabajaron febrilmente para cumplir con las demandas del rescate" y que el más desagradable fue cuando se enteró del rapto: "Salí de Centeno, donde estaba, con destino a Rosario y en la entrada de la ciudad me paró la Policía Caminera. Me dijeron que no podía avanzar por el cordón policial debido al secuestro. Cuando les dije que era el hijo del secuestrado, me pidieron un «aporte para el vermouth». ¡Estos dos ejemplos son las dos caras de la misma moneda!", reflexiona. Sylvester tuvo una "muy dura" adaptación a Canadá, pero comenta que hoy tiene la "satisfacción de haberles dado a sus hijos una carrera y un buen futuro".