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 domingo, 16 de noviembre de 2003

Radiografía de los dos sistemas de salud pública que tiene Rosario
En el Gran Rosario más de 500 mil personas carecen de cobertura social y se atienden en abarrotados hospitales

Diego Veiga / La Capital

Once hospitales y cerca de 80 dispensarios trabajando en forma coordinada, más de 1.200 camas y un presupuesto anual que sólo para gastos de insumos y funcionamiento ronda los 35 millones de pesos, sin contar los salarios (que suelen llevarse el 70 por ciento del presupuesto) ni el aparato burocrático. Así sería el sistema de salud de Rosario y su vasta zona de influencia si Municipalidad y Provincia trabajaran en conjunto. Pero la realidad indica lo contrario. Las políticas sanitarias corren por carriles separados, los funcionarios responsables de estas áreas polemizan una y otra vez, y la salud de la gente suele convertirse en un botín político a la hora de definir quién brindará las distintas prestaciones. En el medio, más de 500 mil personas viven en el Gran Rosario sin cobertura social y los hospitales están colapsados debido a la creciente demanda del sistema sanitario público. Toda una postal de la salud en una de las regiones más pobladas del país.

Los cortocircuitos entre los hombres que tienen a su cargo la importante tarea de aplicar las políticas sanitarias tanto en Rosario como a nivel provincial suelen ser una constante. Las páginas de los diarios están repletas de frases cortantes que a lo largo del tiempo se han dedicado ministros de Salud provinciales y secretarios de Salud Pública municipales.

Detrás de cada pelea subyace algo que nadie se atreve a decir: la utilización del sistema de salud con réditos políticos. Ni Rosario ni la provincia han logrado acercar posiciones y trabajar en conjunto. Y así, los recursos parecen desaprovecharse.

La ciudad tiene actualmente 74 dispensarios que brindan una importante función en los barrios más necesitados. De esos centros de salud, y de acuerdo a los datos expuestos en las respectivas páginas Web oficiales, 47 pertenecen a la órbita municipal y 27 a la provincia.

Un ejemplo de los cruces entre las distintas jurisdicciones fue la reciente implementación del seguro de salud provincial. El plan incluye atención primaria en los consultorios externos de los hospitales provinciales, remedios gratuitos para personas carenciadas y ya tiene incluidas unas 150 mil personas de Rosario.

Pero el programa generó chispazos con la Municipalidad, desde donde opinaron que se quería "injertar en la ciudad un sistema totalmente diferente" al que se aplicaba. "La población irá donde le resuelven los problemas y no habrá interferencia", retrucó por entonces el ministro de Salud provincial, Fernando Bondesío. En medio, la sensación de competencia por ver quién brinda más servicios volvió a instalarse y los funcionarios hasta desempolvaron estadísticas para cotejar si los dispensarios provinciales atendían más gente que los municipales o viceversa. Un ejemplo de cómo se aplican las políticas sanitarias en el Gran Rosario.


Cómo funciona
En esta ciudad coexisten dos sistemas de salud pública: uno municipal y otro provincial. El municipal está dividido en tres niveles de atención y su red de servicios atiende más de 1.200.000 consultas anuales.

El primer nivel es considerado el "espacio de mayor resolutividad" y está conformado por 47 centros de salud, algunos de ellos propios y otros administrados en conjunto con diferentes ONG's y entidades sociales.

El segundo nivel está integrado por tres hospitales: Roque Sáenz Peña, intendente Gabriel Carrasco y Juan Bautista Alberdi; un instituto de rehabilitación (Ilar) y el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias Rosario (Cemar).

El tercer nivel lo conforman los efectores de alta complejidad como los hospitales Víctor J. Vilela y de emergencias Clemente Alvarez. A todo el sistema se suman la maternidad Martin y el Laboratorio de Especialidades Médicas.

El municipio destina anualmente 20.230.112 pesos al mantenimiento y provisión de insumos y medicamentos de sus cinco hospitales, la maternidad, los laboratorios, los 47 dispensarios y la internación domiciliaria. Este monto también incluye un fondo de emergencia para realizar algunas prestaciones que se derivan a la salud privada (ejemplo, una angioplastia) y el dinero que se destina al Laboratorio de Especialidades Médicas (LEM).

Por el lado de la provincia, la salud pública se divide en ocho zonas que abarcan todo Santa Fe. Las zona VIII agrupa a los departamentos Constitución, Rosario y San Lorenzo.

En Rosario, el gobierno provincial administra cinco hospitales: el Centro Regional de Salud Mental Agudo Avila, el Hogar Geriátrico, el de niños Zona Norte, el Centenario y el Provincial. A ellos se suma por proximidad el Eva Perón de Granadero Baigorria y en conjunto representan cerca de 800 camas disponibles para internación.

A estos efectores se suman 27 dispensarios diseminados en los distintos barrios rosarinos donde se atienden las consultas de numerosos vecinos. Así, la provincia destina anualmente algo más de 14.000.000 de pesos para mantener la infraestructura y proveer de insumos a los seis hospitales.

Tanto el dinero que destina la Municipalidad como el que envía la provincia no incluyen el gasto que implica el pago de salarios de los empleados de salud pública y el mantenimiento de toda la estructura burocrática.

Con esos recursos se hace frente a la demanda y atención de una vasta región. Claro que al no funcionar coordinados, los reproches desde municipio a provincia suelen ser constantes. Un claro ejemplo es lo que sucede en Villa Gobernador Gálvez, una localidad con más de 80 mil habitantes y que de acuerdo con los datos que se publican en la página Web oficial del Ministerio de Salud provincial, sólo cuenta con un solo lugar público de internación. Se trata de un Samco con nueve camas disponibles.

A raíz de esto, los vecinos de esa localidad que se atienden en el ámbito de la salud pública suelen recaer en efectores municipales solventados con recursos de los habitantes de Rosario. Y los reproches vuelven a estar a la orden del día.

Así, sin coordinación, los esfuerzos y los recursos se desaprovechan. En medio, la gente deambula por atestados hospitales en busca de atención. Quizás algún día, la utópica idea de pensar que podrían funcionar coordinados se haga realidad. Por ahora, esto es sólo una postal del sistema de salud de una de las regiones más pobladas del país.

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El primer nivel es de mayor resolutividad.

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