| sábado, 15 de noviembre de 2003 | Espíritu guerrero Pocos dudan que el deporte ha sustituido en muchas ocasiones a las guerras como la máxima representación nacional. Pero casi ninguna disciplina como el rugby reencarna el espíritu de los viejos guerreros, como pondrán de manifiesto más que nunca las semifinales del Mundial.
Orgullo, historia y tradición se mezclarán en cada uno de los dos enfrentamientos, repletos de iconografía y simbolismo: primero Australia v. Nueva Zelanda hoy, y mañana Francia v. Inglaterra.
Hoy, muy temprano (a las 6 hora Argentina) se verán las caras en Sydney un país (Australia) que se siente superior contra otro (Nueva Zelanda) que se sabe menospreciado por su vecino en casi todo menos en el rugby.
Mientras en Australia el deporte de la pelota ovalada es casi exclusivo del estado de Victoria, en el sureste del país, en Nueva Zelanda es casi una religión. Los All Blacks son en su nación como la selección de fútbol para Argentina o Brasil o la de hockey sobre hielo en Canadá.
El diario The Australian notó que esta semana el seleccionador aussie Eddie Jones nunca se refería a sus rivales como All Blacks, sino solamente como "Nueva Zelanda". "Quizá Jones sabe que Nueva Zelanda no intimida tanto como All Blacks", indicaron.
Por el lado neocelandés, la sensación es que la victoria ante Australia es una obligación. En el trasfondo también habrá un afán de revancha deportiva. Australia ganó 16 a 6 en el último choque de ambos en un Mundial, en las semifinales de 1991, y rompió la mística que se había posado sobre el equipo del "haka".
El enfrentamiento entre franceses e ingleses tampoco carecerá de interés ajeno al deporte. La tradicional enemistad entre ambos países revive a altos niveles cuando se trata del quince contra quince.
"Todo el mundo odia a los ingleses, son orgullosos y arrogantes", reconoció el lunes el seleccionador galo, Bernard Laporte. La reacción de la prensa inglesa no se hizo esperar, y su magnitud fue tal que Laporte se vio obligado a precisar al día siguiente. "Yo no dije que odiase a los ingleses".
Por el lado inglés es evidente el desprecio hacia el quince del gallo. El diario "The Times" se mofaba estos días porque el jugador francés Fred Michalak llevaba dos diamantes por pendientes en una rueda de prensa. "¿Puede alguien imaginarse a un jugador inglés de rugby llevando un diamante en cada oreja?".
Además, Francia e Inglaterra tendrán en juego la posibilidad de erigirse en defensores del orgullo del Hemisferio Norte. El que pase a la final aspirará a ser el primer equipo europeo en conquistar el título mundial, que siempre viajó hacia el sur: dos veces a Australia, una a Nueva Zelanda y otra a Sudáfrica.
Pase lo que pase en las semifinales, los espectadores no saldrán decepcionados con el espectáculo. Habrán visto probablemente grandes partidos de rugby, pero sobre todo recordarán nuevas hazañas que a buen seguro servirán para cebar las eternas "guerras" del rugby. enviar nota por e-mail | | |