| domingo, 28 de septiembre de 2003 | "Erase una vez en México": El crepúsculo de una saga Fenando Toloza / Escenario El director Robert Rodriguez sabe montar interesantes puestas en escena y maneja bien el desarrollo de la acción, pero a "Erase una vez en México" le falta consistencia. Con esta película Rodriguez cierra la trilogía iniciada con la sorprendente "El mariachi" y sus motivaciones argumentales resultan gastadas. La idea más fuerte es el contraste entre la melancolía del mariachi pistolero interpretado por Antonio Banderas y la violencia que se desarrolla a su alrededor, pero el origen de todas esta acción no se mantiene en pie por sí mismo: es increíblemente artificial y a veces confuso. Como filme de culto, "Erase una vez en México" aporta algunos elementos a considerar y quizá puede verse como una pequeña parodia de los filmes hollywoodense empeñados en salvarles las vida a los presidentes de Estados Unidos. El papel de Enrique Iglesias es olvidable y por suerte sólo canta unos tres segundos. Depp logra llevarse todas las simpatías y Banderas luce más como modelo que como actor.
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