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 sábado, 27 de septiembre de 2003

Cambios en el Vaticano. Por ahora, la Argentina tiene un elector en el cónclave
Los argentinos que transitan el camino a Roma

De ser ciertas las versiones, son pocos los argentinos -aunque varios los latinoamericanos- que estarían en condiciones de colocarse el capelo cardenalicio y participar oportunamente de un cónclave para elegir al futuro Papa.

Quien tendría buenas chances de lucir el color púrpura en su cintura sería monseñor Leonardo Sandri, un ilustre desconocido por estas tierras que se desempeña desde hace tres años como sustituto para los Asuntos Generales (un virtual ministro del Interior) en la Secretaria de Estado vaticana.

El prelado de 59 años es el argentino más cercano al Papa y es considerado el número tres en la Santa Sede detrás del cardenal Angelo Sodano y a la par de monseñor Jean-Louis Taurán, sustituto para las Relaciones con los Estados.

Otro que a priori tendría posibilidades es monseñor Héctor Aguer (La Plata), un intelectual que ostenta un particular estilo de gestión pastoral y que algún sector eclesiástico vincula ideológicamente con el ex embajador ante la Santa Sede, el otrora menemista y duhaldista Esteban Caselli. Con probabilidades remotas, aparece monseñor Domingo Castagna (Corrientes), actual vicepresidente segundo del Episcopado y promotor del Congreso Eucarístico Nacional que se hará en septiembre 2004 en esa provincia litoraleña.

Los que se habrían quedado afuera de la lista para obtener el birrete rojo -siempre según las versiones extraoficiales- serían monseñor Eduardo Mirás (Rosario) y monseñor Estanislao Karlic (emérito de Paraná).

A pesar de que el nombre del prelado paranaense apareció varias veces entre los posibles nominados, por su amistad con el Papa, nunca llegó a la instancia del Consistorio, a lo que ahora se suma el hecho de haber dejado el gobierno pastoral de la Arquidiócesis.

Algo similar le ocurre al actual presidente del Episcopado, que deberá renunciar el año entrante al alcanzar el límite de los edad que establece el Código de Derecho Canónico para los obispos. Siempre haciendo la salvedad de que este tope es de 75 años y no de 80 como tienen los cardenales para constituirse en electores.

Por eso hoy la Argentina tiene dos purpurados veteranos como Juan Carlos Aramburu y Raúl Primatesta, y un solo elector, el cardenal Bergoglio -incluso considerado papable-, para un eventual cónclave, dado que son muy pocas las voces que aventuran que el Papa vaya a dimitir a su cargo. (DYN)

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