Financiamiento. Empresas líderes de la región apuntan las materias pendientes para el crecimiento

El acuerdo con el Fondo trajo alivio pero no es más que el primer paso

Empresarios sostienen que la ausencia de un plan económico y la inseguridad jurídica retardarán sus futuras inversiones de capital

El acuerdo sirve pero no alcanza. Esa es la sentencia que por estas horas esgrimen industriales y empresarios de compañías líderes asentadas en la región al evaluar el impacto que tendrá el arreglo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el futuro de las inversiones, el crédito y los planes de negocios en el corto y mediano plazo.

Todos coinciden en que la refinanciación que logró el país sobre los 12.300 millones de dólares que le adeuda a los organismos multilaterales de crédito permiten comenzar a despejar el escenario de incertidumbre que reina en el país desde hace casi dos años, tras la crisis de diciembre de 2001.

Pero a renglón seguido apuntan las materias pendientes para pensar en un crecimiento en serio, que vinculan esencialmente con la "falta de seguridad jurídica" un tema, que a su criterio, aún hace agua en el país.

Además, a los empresarios aún los desvela una cuestión que consideran clave: ¿cuál es el plan económico del gobierno?.

"Todo indica que después de los resultados electorales de Capital Federal y Buenos Aires, el presidente (Néstor) Kirchner decidirá la estrategia económica, un tema que está pendiente", señaló el gerente de administración y finanzas de John Deere Argentina, Fabián García.

El ejecutivo apuntó que "la firma del acuerdo con el FMI es una buena señal de que Argentina tiene la intención de honrar sus compromisos y que quiere continuar formando parte del mundo, lo que representa el primer paso para que comencemos a recuperar credibilidad interna y externa".

Sin embargo, "posterga definiciones, como lo referido a la renegociación de tarifas y compensación a bancos, lo cual no alienta la llegada de nuevas inversiones", aclaró García, para quien el pacto sellado por tres años entre el organismo y el país "es por sí solo insuficiente para atraer inversiones".

Pese a que en los últimos años las compañías siempre interpusieron el acuerdo con el FMI como una condición sine qua non para pensar en crecimiento e inversiones, hoy con el pacto en la mano las cosas no se ven tan fáciles.

El grado de escepticismo que manifiestan está totalmente vinculado con los detalles finos del entendimiento, que posterga la reactualización de tarifas de servicios públicos privatizados, fija el nivel del superávit fiscal en el tres por ciento del PBI y deja de lado la compensación a los bancos por el tema de los amparos.

El director de Acindar, Gustavo Pitaluga, consideró positivo el acuerdo pero apuntó que esto "no significa que automáticamente haya crédito ni tampoco definición clara sobre cómo será el tema tarifario".


Los inversores no se animan
Los inversores miran a largo plazo y aún el escenario argentino no parece demasiado despejado. El director ejecutivo de Terminal 6, Pablo Ferrés, señaló que estuvieron en contacto "con proveedores de equipos y gente que tiene ganas de invertir en plantas nuevas, pero nadie da el paso adelante".

A su juicio esto ocurre porque falta una vuelta de tuerca más. "Hay dos reclamos pendientes muy fuertes como la definición de un plan económico claro, que hasta ahora no se ve, lo que permitiría saber cuáles son las variables y las condiciones del país y por otro lado, el reclamo por mayor seguridad jurídica, algo que no se arregla con el acuerdo con el Fondo, sino que va mucho más allá y requiere no modificar constantemente las leyes".

A modo de ejemplo citó un tema que tiene a maltraer a los empresarios de la cadena agroindustrial como es la modificación en la tributación del impuesto a las ganancias, que a su juicio, disipa cualquier intento serio de inversiones.

Las empresas festejaron el acuerdo aunque habrían preferido que el mismo incluyera un compromiso de ajuste de tarifas y una asistencia oficial para las compañías endeudada en el exterior.

Para el presidente de la empresa de telecomunicaciones iPlan, Armando Silberman, es "excelente" que se haya logrado el acuerdo, porque "era necesario para comenzar a reestablecer la confianza de los inversores en Argentina".

Silberman opinó que el acuerdo tiene "poca incidencia" en las deudas con el exterior de las empresas privadas, pero agregó que "si no se hubiera firmado sería mucho peor".

"Al deudor que no quiere pagar, una situación de conflicto le permite justificarse, pero para aquellos que quieren llegar a un buen entendimiento con sus acreedores, sin ninguna duda un mayor grado de confianza los ayuda", indicó. Para las compañías que requieren créditos del exterior, "la firma del acuerdo es indispensable", expresó un directivo de una empresa del rubro.

El entendimiento con el organismo no incluyó fondos frescos, pero es un sello de garantía para las negociaciones entre el gobierno y los acreedores privados para consensuar un plan de repago de las obligaciones incumplidas.

El gobierno planea presentar el plan, que afectará a más de 500 mil acreedores en todo el mundo, durante la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial en Dubai el 23 de septiembre.

Los analistas dijeron que la reducción en el capital de la deuda podría llegar a ser del 85 por ciento. Pero el gobierno debe buscar el balance entre lo que realmente el país puede pagar y lo que los acreedores van a aceptar.

Una de las piezas del rompecabezas que el gobierno del presidente Kirchner debe reacomodar es la confianza de los inversores tanto locales como extranjeros.

Muchos hombres de negocios expresaron su decepción con que el acuerdo con el FMI sólo incluye metas fiscales para el año próximo y no hasta el 2006 como esperaban.

"Argentina estaba en ese círculo vicioso en el que nadie tenía confianza y entonces nada bueno pasaba", dijo Hernán Fardi, economista de la consultora Maxinver. "El gobierno está empezando a romper ese círculo, pero aún queda mucho por hacer".


La economía doméstica
Aunque los empresarios exigen mucho más que un acuerdo con el Fondo y algunos cuestionan los puntos acordados con el organismo, los reclamos son distintos según se traten del mercado interno o inversores internacionales.

Por caso, para los industriales de la región las metas del superávit fijadas por el gobierno en el acuerdo son beneficiosas para las industrias de la región.

Así lo expresó el presidente de la Federación de Industrias de Santa Fe (Fisfe), Carlos Garrera, quien indicó que "el haber pactado un 3% del PBI anual del superávit fiscal primario y no un porcentaje mas alto es bueno, ya que cada punto porcentual significa meterle la mano en el bolsillo a los privados, y con esto no se monetiza ni se apuesta al crecimiento y la inversión".

Aunque el gobierno defendió márgenes para el crecimiento de la producción en el país a las exigencias del Fondo, los empresarios sostienen que eso no llega solo, y que necesitan horizontes definidos.

"Las empresas no son las que generan el crecimiento productivo sino el mercado", dijo Pitaluga, de Acindar. Para el directivo, son las expectativas que la gente tiene sobre el futuro la que determinará la reactivación del mercado interno. "Si la gente cambia el automóvil las empresas producirán más autos y los autopartistas entregarán más piezas para hacerlo, pero eso no depende de ellas sino de una cantidad de cosas, entre ellas cómo aprecia la gente que seguirá la situación en el corto y mediano plazo", dijo.

Kirchner se comunicó con Bush para agradecerle.