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 sábado, 13 de septiembre de 2003

La solución del caso argentino puede ser testigo para el Fondo, dice Lavagna
El FMI insiste con tarifas y compensación a bancos
El director del organismo aseguró que sin ajuste en los servicios no habrá crecimiento sostenido

El Fondo Monetario Internacional (FMI) reiteró que el gobierno argentino debe ajustar las tarifas de las empresas de servicios públicos y debe llevar adelante la compensación a los bancos.

El director gerente de ese organismo, Horst Köhler, sostuvo que "el gobierno aceptó que tiene que haber una ley que establezca el marco para el ajuste de los precios de los servicios públicos", y luego agregó que "si no avanzan con respecto a las empresas de servicios, esto podría ser un nuevo impedimento para un crecimiento sostenido para superar la pobreza y la situación social".

El director del organismo había dicho el miércoles que "el programa se basa en una estrategia que asegure el fortalecimiento del sistema bancario y facilite el incremento del crédito bancario que es esencial para apoyar la recuperación".

"Las reformas institucionales que faciliten la restructuración de la deuda de las empresas privadas que conduzca a una mejora de la situación de las compañías de servicios públicos y fundamentalmente del clima de inversiones", agregó.

El director del FMI expresó que "el éxito del programa dependerá de la consistencia y el rigor con el cual es implementado". Köhler manifestó que el programa económico argentino tiene tres puntos fundamentales como un marco fiscal de mediano plazo para alcanzar el empleo, el crecimiento y la equidad social mientras se provee de bases sólidas para normalizar las relaciones con los acreedores y la sustentabilidad de la deuda.

El funcionario alemán dejó en claro que en el programa se podrá advertir que están incluidos la compensación a los bancos y a las empresas de servicios públicos. Finalmente, Köhler subrayó que dejará libremente al gobierno argentino y a los acreedores privados que renegocien los bonos que cayeron en el "default".


Argentina abre nuevos caminos
El acuerdo que Argentina cerró con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se transformó en la punta de lanza de una nueva estrategia de negociación para países altamente endeudados con el organismo como Brasil y Turquía, que aceptaron en medio de la crisis la acostumbrada receta del ajuste fiscal. Otra vez, como a lo largo de la década del 90, la Argentina puede convertirse en el caso testigo de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, pero no ya como el "mejor alumno" de las políticas rectoras del "Consenso de Washington".

"Argentina está abriendo un nuevo camino de cómo negociar con el FMI", señaló ayer el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y reflejó así un comentario que se escucha cada vez con mayor intensidad en los círculos financieros y políticos internacionales y ha generado temor en algunos círculos del Fondo.

La decisión del organismo de aceptar la posición argentina de atar el acuerdo para refinanciar 12.300 millones de dólares en tres años al crecimiento de la economía, está generando un debate interno en aquellos países que aceptaron aplicar fuertes ajustes fiscales en nombre de la ortodoxia y la necesidad de pagar la deuda.

"Estados Unidos comprendió que los acuerdos de la década del 90 no respetaban a las economías en desarrollo", sentenció Lavagna al reseñar el respaldo político de Washington a la negociación, que puede marcar el rumbo para los países en vías de desarrollo.

Quizás el ejemplo más claro de esos coletazos sea la disputa que se generó en el seno del gobierno brasileño de Luiz Inacio Lula da Silva, presionado por estas horas para reformular su propio entendimiento con el FMI.

El líder del gobierno en el Senado, Aloizio Mercadante, aseguró que el gobierno brasileño está conversando, quiere y va a negociar hasta el cansancio con el Fondo y reseñó que el nuevo acuerdo, sería negociado sobre nuevas bases, teniendo en cuenta dos premisas fundamentales: que permita el crecimiento económico y la generación de empleo.

Dos ejes que fueron destacados por el presidente Néstor Kirchner como los pilares fundamentales del acuerdo y que en el caso brasileño quedaron claramente postergados a partir del superávit fiscal primario del 4,25 por ciento incluido en el entendimiento firmado por Lula da Silva que vence en diciembre.

Lula aseguró que Brasil no está con la soga al cuello y que definirá si busca un nuevo acuerdo con el FMI según convenga a los intereses del desarrollo nacional, pese a que la economía brasileña entró en recesión como efecto del ajuste fiscal que comprometió con el Fondo.

Brasil es el segundo deudor con el FMI, detrás de Turquía, y ambos acordaron programas con fuerte ajuste fiscal, del 4,25% en el caso de Brasilia, y del 6,5% para Ankara; y ahora podrían buscar una renegociación de de esos acuerdos.

La alarma corrió en los circuitos financiero y en algunos sectores del Fondo Monetario que temen ahora que otros países con alto endeudamiento negocien mejores programas bajo la amenaza del default.

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Lavagna: se abre un nuevo camino para negociar.

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