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 domingo, 31 de agosto de 2003

Telecomunicaciones. Las empresas de corte social son operadores preexistentes a las privatizadas. Ahora buscan ganar mercados capitalizando experiencia y gestión
En el nuevo escenario de la telefonía las cooperativas quieren tomar posición
Buscan conformar una empresa nacional que compita con las grandes prestadoras. Se abre una etapa de reacomodamiento en un mercado acotado

Sandra Cícare / La Capital

Facturan 300 millones de pesos anuales, son casi 300 en todo el país, tienen más de 500 mil abonados y detentan el ocho por ciento del mercado de las telecomunicaciones: se trata de las cooperativas telefónicas que, capitalizando la experiencia de más de 40 años de presencia en este negocio, van por más y quieren constituirse en una empresa privada nacional que compita con todos los prestadores del servicio, en una plaza que hoy está desregulada.

La meta de las cooperativas nucleadas en la Federación de Cooperativas de Telecomunicaciones Ltda (Fecotel), es llegar al millón de líneas y para lograrlo buscan aunar sinergias con sus pares que no sólo se dedican al negocio telefónico sino además prestan servicios de electricidad o agua, que con poca inversión pueden incorporar transmisión de voz, datos e Internet.

La movida de las cooperativas da cuenta de un reacomodamiento en el segmento de las telecomunicaciones en el país, donde todos los operadores -desde Telefónica y Telecom hasta los nuevos competidores que se abocaron mucho más al segmento corporativo- mueven sus fichas para quedarse con la mayor porción de mercado, que por cierto se achicó, o al menos se estacionó en los dos últimos años.

El consultor en telecomunicaciones y ex funcionario de la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), Marcelo Terenzio, precisó que en el país "hubo un crecimiento grande en número de líneas desde que comenzó la privatización hasta ahora, un período en el cual se pasó de tres a ocho millones de líneas".

Sin embargo, a su criterio, "la crisis económica bajó el consumo y la inversión", una razón por la cual "el mercado no se desarrolló más porque había que intentar ganar espacio donde ya estaban instalados Telefónica y Telecom y eso se hacía difícil. Además, no era interesante como negocio para el resto de las compañías, entre ellas las cooperativas, como tampoco lo era para las grandes incursionar donde éstas prestaban el servicio".




Un mercado acotado
Aunque Terenzio cree que es difícil que se sature el mercado de las telecomunicaciones, sí manifiesta que en la Argentina, al menos por ahora, el crecimiento está congelado.

La estocada que realizaron en los últimos meses las cooperativas -con fuerte presencia en pueblos y lugares de baja densidad habitacional- con la idea de prestar un servicio bajo una marca unificada, puso en alerta a las dos compañías que se quedaron con el negocio tras la privatización del servicio y hasta el 2000 cuando se desreguló el mercado.

Por caso, la publicación «Punto a Punto» reveló que en las localidades cordobesas de Bell Ville y Marcos Juárez Telecom puso en marcha un agresivo plan de promociones diseñado exclusivamente para "localidades en competencia". Además de descuentos y minutos libres en comunicaciones locales y en Internet, la empresa instala gratis las líneas telefónicas, cuando para el resto de los abonados del país esto cuesta 180 pesos más IVA, con la sola idea de desplazar a la competencia de una cooperativa en la zona.

"En Bell Ville perdimos 300 abonados pero ahora estamos recibiendo entre 30 y 40 solicitudes diarias", aseguró Gustavo Arraigada, del área de Relaciones Institucionales de Telecom.

Algo similar ocurrió en la localidad de Las Perdices donde la multinacional de las telecomunicaciones comenzó a otorgar 300 minutos libres a los clientes después de que muchos de ellos decidieron pasarse al servicio que allí presta una cooperativa.

Para el gerente de relaciones institucionales de Telecom en Rosario, Ricardo Scaglione, la presencia de las cooperativas telefónicas "significa una competencia más" en medio de un mercado liberado. "Esto no es nuevo", dijo el directivo de la firma, para quien "siempre que se cumpla lo establecido en las normas, cada empresa puede ofrecer a sus clientes lo que considere de interés".

Para Terenzio, las cooperativas no son una competencia para las grandes prestadoras del servicio básico (Telecom y Telefónica) si se piensa en la "crema del mercado", que la conforman el área múltiple de Buenos Aires, Capital Federal, donde se concentra la mayor cantidad de población, líneas y empresas que consumen. También en el resto de los grandes centros urbanos de las provincias de Córdoba, Santa Fe, Mendoza, etcétera.

"Es difícil que las cooperativas le saquen mercado a Telefónica y Telecom en lugares de grandes concentraciones", dijo Terenzio, algo similar les ocurrió al resto de los operadores que a partir de 2000 ingresaron como prestadores, los cuales se abocaron a otra porción de la torta, como por ejemplo los servicios corporativos. Tal el caso de Techtel, IPlan, AT&T y otras.

Así lo corroboró el responsable de la región Litoral de Techtel, Enzo Larosa, quien explicó que la firma que representa "opera en grandes ciudades y no en los pueblos, donde se encuentran mayoritariamente las cooperativas como prestadores", con lo cual "éstas no son para nosotros una competencia".




Operadores históricos
Las cooperativas telefónicas son actores preexistentes a la privatización del servicio de telecomunicaciones. De hecho, comenzaron a operar en el país en 1959, momento en el cual nace la primera de ellas en la localidad santafesina de San Genaro. Un año después, y mediante un decreto, se autoriza a Entel a la construcción de planteles y centrales telefónicas por cuenta de cooperativas. Es a partir de entonces que éstas comienzan a surgir en forma vertiginosa: entre 1961 y 1967 se crearon 220 cooperativas telefónicas en toda la Argentina.

De hecho, éstas fueron a cubrir el hueco que dejaba la empresa estatal Entel en las áreas del país con menor densidad de población, donde el servicio no llegaba por debilidades en las posibilidades de inversión del Estado.

La idea de armar una empresa nacional -conformada por todas las cooperativas y en las cuales éstas conserven su independencia- bajo una misma razón social "surge a raíz del potencial que tenemos en los pueblos y ciudades en todo el país", explicó Juan Carlos Fissore, titular de Fecotel.

De hecho en ciudades de la costa atlántica como Villa Gesell, Pinamar, San Bernardo las cooperativas prestan el servicio telefónico. También en lugares como Bariloche, El Bolsón, San Martín de los Andes y en el norte en localidades como La Quiaca, Perico (en Jujuy).

De todos modos, el mayor número se encuentra en Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba. Por caso, la cooperativa de Villa Gobernador Gálvez es una de las más grandes del país y asiste con su servicio a una firma como la automotriz General Motors.

Un caso similar es el de la cooperativa de Capitán Bermúdez, que le brinda el servicio a muchas fábricas del cordón industrial del Gran Rosario.

"Venimos de prestar el servicio hace más de 40 años y crecimos en plena crisis", dijo Fissore, "esto nos dio fortaleza para pensar en posicionarnos como una empresa nacional", agregó el directivo.

"Fuimos los primeros en poner tecnología digital y en incorporar centrales electrónicas, también pioneros en la instalación de cable enterrado para chacras y en Internet en el interior", resumió Fissore.

Por otra parte, "no estamos en default, no tuvimos deuda externa porque no se nos otorgó créditos, ya que ésta sólo estaba disponible para las empresas del exterior", dijo Fissore.




El valor agregado
Las cooperativas buscan capitalizar "la atención personalizada", dijo Fissore para quien esto representa un "valor agregado", frente a la propuesta de los prestadores que explotaron el servicio durante diez años. "Allí hay una voz metálica que te contesta, en las cooperativas tenés al personal que se ocupa del socio y no un mero cliente", agregó.

El proyecto cooperativo se basa en cuatro pilares: los empleados ("no somos eficiente echando gente sino con un mejor servicio"), los proveedores ("convocamos a industrias que debieron cerrar por la convertibilidad para que recreen sus empresas y aporten sus productos), la educación ("convocamos a las UTN para que capacite a profesionales en la rama de las telecomunicaciones con la idea de tener independencia tecnológica") y el herramientas de financiamiento ("los bancos Credicoop, Ciudad de Buenos Aires, el Foncap y la Alianza Cooperativa Internacional").

Por otra parte, Fissore explicó que el 2 de septiembre se lanza en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires un fondo fiduciario que administrará el Banco de Inversión y Comercio Exterior (Bice) y que busca captar los fondos de los argentinos que dejaron su plata en el colchón antes del corralito.

"Se trata de un fondo de destino específico para financiar el crecimiento de las telecomunicaciones en el país, es inembargable y tiene la garantía de inversión en la Argentina", aseguró Fissore de Fecotel.

Hoy por hoy las cooperativas ofrecen los mismos servicios que los prestadores internacionales que operan en el país. "Ofrecemos telefonía básica, Internet, base de datos", dijo Fissore.

Ellas pagan la interconexión a Telecom o Telefónica para la utilización de la red de larga distancia, un peaje por cuyo costo dieron una dura pelea apenas se privatizó el servicio.

Si bien las cooperativas fueron prestadores junto a Entel mucho antes de la llegada de las empresas multinacionales, recién en el año 92 el gobierno los reconoció y les otorgó la licencia.

El paso siguiente fue pelear por el costo de la interconexión. "Para conectarnos teníamos que usar la red de Telecom o Telefónica y sobre diez pesos que se generaba en larga distancia las cooperativas debían pagar seis a las empresas", dijo Fissore.

En el año 95 en forma provisoria y en el 97 definitivamente, el gobierno establece que el 78% de lo generado debe quedar en manos de la cooperativa y el 22% es el costo de interconexión.

"La readecuación de los costos nos permitió crecer más dada la mayor disponibilidad de recursos", dijo Fissore.

Fecotel creó además una empresa denominada Tecoop que está integrada solamente por cooperativas y federaciones para la gestión de la telefonía pública y la instalación de las telecabinas en todo el país. Tienen 240 locutorios y 1.000 líneas instaladas y 600 empleados.




El desafío del millón
La meta de Fecotel de llegar al millón de líneas puede chocar con dos inconvenientes: un mercado que hoy está parado (no hay demandas de nuevas líneas) y el costo de la incorporación de tecnología que hoy se triplicó tras la devaluación.

"Las cooperativas van a tener las mismas vicisitudes que las grandes compañías en cuanto a infraestructura", aseguró Terenzio, aunque aclaró que si se mantiene la actual situación de inestabilidad en el país las grandes firmas tienen mayor posibilidad de acceder a créditos para la renovación de equipos, frente a las cooperativas que "en la década del 90 modernizaron sus instalaciones y no tenían nada que envidiarle a las grandes".

Para el analista es factible la formación de recursos humanos en el área, incluso "las privatizadas dejaron mucha gente capacitada que quedó fuera del mercado" que puede aportar su conocimiento.

Pero del software al hardware hay aquí un gran paso. "La sustitución de importaciones en el área de telecomunicaciones ni siquiera tiene sentido, ya que hay operadores mundiales como Nokia, Eriksson o Motorola con los que es muy difícil competir".

Terenzio se mostró convencido de que una apuesta fuerte de las cooperativas por lanzarse con fuerza al mercado "es saludable para la competencia" y a su juicio la ventaja no pasaría por pelear el mercado del usuario residencial a Telecom o Telefónica, sino quizás en el futuro apuntar a cubrir por ejemplo, otro segmento como el corporativo.

Por otra parte, "no sé si las grandes están tan interesadas en salir a tomar posiciones frente a la competencia de las cooperativas, de hecho eso no pasó con los otros operadores que aparecieron tras la desregulación", dijo Terenzio.

En un mercado comprimido, el que quiere crecer debe correr de posiciones a su competidor. ¿Será momento de empezar el juego?

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