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 lunes, 25 de agosto de 2003

Apertura 2003
River fue más pero Independiente le empató

River Plate recuperó la memoria futbolística que lo llevó a consagrarse en el pasado torneo Clausura y con una buena exhibición le ganaba a Independiente, en Avellaneda, pero en el instante final volvió a fallar defensivamente y los rojos se llevaron un inmerecido empate 2 a 2, que más que un premio fue un castigo para su rival.

Fue muy bueno lo de River en el primer tiempo, especialmente en el cuarto de hora que fue entre los 10 y 25 minutos, cuando un Fernando Cavenaghi extrañamente impreciso le impidió concretar en la red lo que era un verdadero baile al equipo de Avellaneda.

Los locales, sin juego en la mitad de la cancha y haciendo agua por los laterales, dejaron numerosos huecos en el fondo a los que repetidamente llegaron el mencionado Cavenaghi y Salas.

Claro que para que todo el circuito futbolístico riverplatense pudiera desarrollarse fue vital la participación como enganche de Daniel Ludueña.

Además el doble cinco que propuso Manuel Pellegrini con Javier Mascherano y Guillermo Pereyra fue clave para que River tuviera siempre la pelota, porque ambos se cansaron de recuperar en el medio y apoyar indistintamente a los creativos Luis González y Ludueña.

Inconexo, sin ideas del medio hacia hacia adelante, sin peso ofensivo, Independiente solamente tenía como figura destacada al chileno Rafael Olarra, un verdadero abanderado de la resistencia roja en su última línea.

Por ese motivo, nadie podía creer que Independiente se pusiera en ventaja. Una aparición del intermitente Damián Manso por izquierda, quien habilitó a Bruno Marioni para que éste, de chilena, asistiera a Christian Giménez, que definió con un derechazo bajo y sorprendió hasta a los propios hinchas locales.

Parecía entonces que la mala racha de River se prolongaría, porque la victoria roja era a todas luces inmerecida.

Pero la justicia se vistió de millonaria. Luis González habilitó a Cavenaghi, quien otra vez falló en la definición mano a mano con Luis Islas, rematando al cuerpo del arquero, pero el rebote fue alcanzado de cabeza por Salas para retomar su idilio con la red.

Y apenas tres minutos después se repitió la definición, aunque en este caso el que habilitó a Cavenaghi fue Ludueña y el que tomó el rechazo de Islas con el pie derecho fue el zaguero Horacio Ameli.

Ahora sí el resultado estaba bien, y quizás hasta se estaba quedando corta la diferencia para los visitantes, que iban a seguir perdiéndose goles hasta el final, para sufrimiento de su hinchada.

Y al final, cuando el árbitro Claudio Martín (de floja tarea, ignoró un claro penal a Salas sobre el epílogo) ya se llevaba el silbato a la boca para marcar el cierre victorioso de los de Núñez, un centro sin destino preciso de Marioni desde la izquierda encontró la punta del pie derecho de Jeremías Caggiano para empujar el deseo de 20.000 almas diablas a la red. (Télam)

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Giménez puso en ventaja al Rojo y lo festejó así.

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