| sábado, 16 de agosto de 2003 | Editorial Signos de crecimiento Así como se suelen marcar desde estas columnas las deficiencias en distintos servicios que sufre la población, o la falta de iniciativa para prever algunos fenómenos, también es imprescindible destacar los hechos positivos, que hacen al crecimiento o al mejoramiento de la calidad de vida de los rosarinos. Precisamente en el curso de los últimos días La Capital dio cuenta de algunos de ellos, como la apertura del sobre de la licitación de un nuevo barrio, que albergará a 200 familias de la céntrica Villa La Lata; la marcada reactivación de la tradicional calle San Luis y la ocupación casi a pleno de las plazas hoteleras, como consecuencia de dos importantes congresos y el fin de semana largo.
Desde ya que los parámetros para medir las mejoras pueden relativizarse si se toman épocas de esplendor, pero si nos retrotraemos a la situación en que nos encontrábamos dos años atrás -inmersos en una espiral descendente sobre la que nadie podía vaticinar cuándo se detendría- y observamos el crecimiento resulta cuanto menos valioso y esperanzador. Sobre el tema de las villas, hay que señalar que la perspectiva que se tenía era desoladora. Todo indicaba que en Rosario, tras la crisis de diciembre de 2001, iban a duplicarse los asentamientos, tanto por una mayor corriente inmigratoria proveniente del interior como por la pauperización de sus capas sociales. Este vaticinio sólo fue una insinuación, donde gravitó la inundación en la capital provincial, pero no en la escala de lo que se pensaba. Por eso el nuevo paso dado para la erradicación de las familias y la urbanización de la villa Corrientes resulta verdaderamente significativo.
En cuanto a la revitalización de la calle San Luis, como la reapertura de muchos locales de las galerías de la ciudad, implica una señal de reactivación con incidencia en la industria textil, en la generación de empleo y paralelamente en la recuperación del centro de la ciudad como el lugar de encuentro e intercambio de la gente. Al mismo tiempo genera un efecto de contagio entre los comerciantes, que abre una perspectiva de mayor inversión a corto y mediano plazos. Lo mismo sucede con el rubro hotelería o los comercios vinculados con el turismo. La ciudad se ha quedado sin plazas con la realización de dos grandes congresos: lo cual indica que la industria hotelera deberá expandirse indefectiblemente si esta tendencia se sostiene.
En definitiva estos nuevos signos, junto con la inauguración del puente, poco a poco están ubicando a Rosario en otro plano. Si en el futuro se logra contar con un sistema de coparticipación de impuestos más equitativo y se crean mejores condiciones para el ingreso de capitales, es probable que el sueño de convertirla en la capital del Mercosur comience a ser una realidad concreta. enviar nota por e-mail | | |