Por la ciudad

Los contraejemplos, en tres actos

Adrián Gerber / La Capital

Acto I. La Facultad: La protesta que realizaron alumnos libres de la Facultad de Medicina de la UNR porque no aprobaron un examen parece, de tan desubicada, inverosímil. Con el ¿argumento? de que la prueba era "engañosa" y "difícil" unos 50 estudiantes tomaron inicialmente el decanato y días después terminaron cortando la calle frente a la facultad. Pero la manifestación tomó fuerza con el sorprendente respaldo del propio centro de estudiantes de Medicina y de la Federación Universitaria de Rosario (FUR). Esta presión política obligó a la decana, Raquel Chiara, a tener que reafirmar una regla básica que en cualquier universidad seria del mundo a nadie se le ocurre discutir: "En Medicina, el alumno que no sabe no aprueba", afirmó. Una frase obvia, pero que en la Argentina 2003 todavía parece que hay que decirla, claramente y en voz alta. ¿Es que acaso en alguna facultad de la UNR hay estudiantes que promocionan materias sin saber? Si se comprobara, sería un hecho de enorme gravedad, y pondría en duda el profesionalismo de los docentes que están al frente de esas materias.

Acto II. La escuela: Luchar contra el profundo desequilibrio educativo parece una misión imposible. Es que las escuelas de los barrios más pobres de la ciudad vienen sufriendo una ola de robos. El caso que ya ronda lo grotesco es el de la escuela Nº660 (Ancón 3400), en la zona sudoeste. La noche del lunes pasado sufrió un robo, que arrasó con lo poco que le quedaba. Es que este establecimiento en los últimos dos años fue víctima de más de 30 delitos. Sí, 30. ¿A qué calidad educativa puede aspirar una escuela que lo único que le queda son algunos bancos y pizarrones? Resulta que el Ministerio de Educación y los maestros además de tener que asumir tareas que no les corresponden, como atender los comedores escolares, ahora parece que también deben ocuparse de la seguridad de los establecimientos. ¿Y la policía dónde está? ¿Nadie puede poner fin a este verdadero saqueo? De poco sirve el esfuerzo que puedan hacer el ministerio o los cooperadores para equipar las escuelas si después sufren robos o actos de vandalismos.

Acto III. La política: ¿En qué quedó la reforma política? El año pasado la presión de la opinión pública obligó a la dirigencia a hablar, casi a la defensiva y asustada, de una profunda reforma política. Pero si se pasa un vistazo por la provincia queda claro que no se ha avanzado ni un centímetro. Y aquí van cuatro ejemplos: 1)Sigue más viva que nunca la ley de lemas, un sistema fraudulento que la conducción del PJ santafesino no tiene voluntad política de derogar. 2)Encima ahora, en los comicios del 7 de septiembre, se votará con una boleta supersábana que contiene en un mismo combo a los candidatos a senador nacional, diputados nacional, gobernador, senador provincial, diputados provinciales, intendente y concejales. 3)La financiación de los partidos políticos continúa siendo un terreno totalmente oscuro: nadie sabe cuánto están gastando los candidatos ni de dónde sacan fondos para solventar sus campañas. 4)Y tanto que se habla del Concejo de Rosario, es llamativo que nadie diga nada de los gastos de la Legislatura provincial. Consume anualmente al menos 60 millones de pesos, nunca queda claro cómo se gasta ese dinero, los legisladores dan subsidios sin control como si fueran señores benefactores y es imposible que alguna autoridad del Senado o Diputados difunda la lista de empleados y el monto de sus sueldos. Parece un secreto de Estado cuando la información debería ser pública.

Gran parte de la clase política de Santa Fe se comporta de esta manera porque piensa que el electorado se lo permite. Pero ¿se lo permite de verdad?

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