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 sábado, 16 de agosto de 2003

El suelo que se conserva es el canal que se ahorra

Gran parte de los problemas de los suelos de la Región Pampeana son de índole genético y están relacionados con la presencia de horizontes arcillosos a profundidad variable que dificultan la transmisión y el almacenaje de agua en el perfil, provocando en zonas de relieve escurrimientos excesivos y erosión, y acumulación en zonas bajas con las consecuencias de inundaciones. En topografías planas se producen anegamientos de magnitud y duración variable, y que en la mayoría de los casos sólo pueden eliminarse por evaporación y/o evapotranspiración.

El conocimiento de los coeficientes de evapotranspiración debe ser aprovechado tanto para proteger las reservas hídricas del suelo destinadas a cubrir los déficit estacionales de cada zona, como para acelerar el consumo de agua por la vegetación seleccionada y establecida al efecto cuando es necesario eliminar los excedentes de agua. La región pampeana con frecuencia en alguna parte del año es hídricamente deficitaria, y ello exige tratar de maximizar el aprovechamiento del agua antes que recurrir a la simple eliminación en el área.

En el modelo del uso eficiente del agua presentado, las primeras medidas deberían apuntar a la captación, infiltración y almacenamiento, reteniendo el agua precisamente en el lugar de caída, procurando darle todo el tiempo posible para su penetración y distribución en el perfil de suelo, previendo los posibles desagües de excedentes con precipitaciones intensas o durante períodos lluviosos. El otro punto es el "principio de conservación", en todo sentido, partiendo de la conservación del carbono orgánico del suelo como "pilar" de la sustentabilidad de cualquier sistema.

El relato del profesor Moncaut (2003), de la llegada en agosto de 1857 de un barco a vapor tipo Mississippi a Chascomús, atracando a las paredes del viejo cementerio y que le permitió a esta localidad y a Dolores que permanecían aisladas proveerse de frutas y verduras del Delta a la vez de mandar sus lanas, cueros, etc., a la Capital. éste y muchos otros antecedentes a la fecha citada, parecen demostrar que los problemas de los excesos hídricos y de las inundaciones en la Región Pampeana no son precisamente contemporáneos. Coetáneamente, muchos intentos de solución se continuaron hasta nuestros días, algunos infructuosamente, otros desacertados innecesariamente.

Haciendo eco la opinión de Pantano (1993), si se dedicara más interés y entusiasmo a conservar el suelo y la vegetación que a construir canales, se conseguiría un resultado muy superior sobre el control de las inundaciones y mucho más productivo y rentable, en razón de que además de disminuir los excesos generaría mayor disponibilidad de agua en tiempo de escasez.

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