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 miércoles, 13 de agosto de 2003

Enigmas en la investigación del asesinato de Alfredo Godoy
Juego de especulaciones sobre el crimen que rompió todos los moldes
Presumen que Carmen Rombolá dejó signos para que la descubrieran, pero también que pudo intervenir en el corte del cuerpo

Jorge Salum / La Capital

María del Carmen Rombolá no se animó a correr hasta una comisaría para confesar que había matado al hombre con el que vivió los últimos 10 años, pero en cambio desplegó una cantidad de pequeños gestos y actos que parecen inexorablemente destinados a que la descubrieran. Es lo que sospechan ahora los investigadores del caso, que se distingue de otros por lo que pasó con el cadáver de la víctima: Rombolá y un presunto amante, llamado Andrés Picotto, lo cortaron en 19 pedazos y lo enterraron lejos de la escena del homicidio, aunque también allí la mujer dejó pistas para que la identificaran.

Pese a que en su confesión Rombolá sólo admitió el homicidio y endilgó el ocultamiento del cadáver de Alfredo Oscar Godoy a Picotto, los investigadores judiciales creen que la mujer participó de alguna manera del descuartizamiento, o al menos de la idea de hacerlo. Tienen en cuenta un dato que hasta ahora no había trascendido: la víctima medía 1 metro 92 y pesaba 100 kilos. “Si bien él pudo hacerlo sólo, no es descabellado pensar que ella lo ayudó”, dijo una fuente a este diario.

Además, también se considera probado que Rombolá colaboró en la tarea de enterrar el cuerpo. Para eso se toma en cuenta que para hacerlo se presentó ante varias personas, dijo que era funcionaria municipal e hizo cavar un pozo con el cuento de que construiría allí un horno destinado a una huerta comunitaria. Y todo lo hizo a cara descubierta.

Para los investigadores es otro signo de que esperaba que alguien la delatara. De hecho, las personas con las que habló en ese sitio ya declararon y describieron a una mujer que se parece a ella. “Por eso es difícil pensar que ella supondría que no sería descubierta”, razonó ayer el mismo vocero.

En medio de los desafíos que plantea ahora la investigación, el juez de Instrucción Osvaldo Barbero recibió ayer una “buena noticia”: una de las manos del cadáver se conservó entera y los forenses pudieron tomar las huellas dactilares. Esto permitirá confirmar algo que por ahora no es más que una presunción: que el cadáver desenterrado en un baldío de la calle Miraflores al 7200, en Belgrano Oeste, pertenece a Godoy.

En cambio, resta conocer el informe que harán los médicos forenses sobre la personalidad de Rombolá y el informe final de la autopsia. Sin embargo, distintas fuentes relativizaron ayer las escenas de llanto que protagonizó la mujer mientras le contaba a Barbero cómo fue el homicidio, y dijeron que en algunos detalles la mujer pareció “excesivamente” coherente. “Es como si todo el relato estuviera preparado de antemano”, dijo uno de los voceros.

Respecto de la autopsia, ya se sabe que Godoy recibió tres disparos y que uno de ellos fue mortal porque lo hirió en el corazón. La forense encargada de hacer la autopsia, Alicia Cadierno, habría descartado además la posibilidad de que el cuerpo hubiera sido trozado mientras la víctima aún estaba con vida. “Aunque la cal viva destruye los tejidos, estaría probado que eso no ocurrió”, deslizó alguien que tuvo acceso al informe que ayer redactaba Cadierno para el juez Barbero.

Picotto, en tanto, se mantuvo en silencio. Está acusado de encubrir un crimen pero se negó a responder el interrogatorio que tenía preparado el juez para saber qué papel desempeñó en esta historia.

Para los investigadores, el mayor misterio en torno a Picotto está centrado en saber si, además de trozar el cuerpo y enterrarlo, participó o no del crimen de Godoy. “O al menos de su planificación y preparación”, según las palabras que usó una de las fuentes consultadas.

En cambio, parecen tener claro que difícilmente haya existido un forcejeo previo entre los miembros de la pareja, como dijo la mujer ante el juez Barbero. Para eso tienen en cuenta el tamaño de la víctima y también la mecánica descripta por Rombolá, quien aseguró que su compañero la apuntó, que ella intentó arrebatarle el arma convencida de que la mataría y que fue en ese momento cuando la gatilló. “¿Cómo hizo para hacerlo tres veces en medio del forcejeo, y una vez al medio del pecho?”, se preguntó un investigador.



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El cuerpo fue hallado en una huerta en zona oeste.

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