| miércoles, 13 de agosto de 2003 | La risa para curar el dolor "Voy encontrando espíritus y los pongo (en contacto) con la esperanza; todo junto, adentro mío, para que el mundo sea mejor", sostuvo el médico mientras una de sus manos acariciaba el hombro de "Pepo", un adolescente de 14 años que, después de un breve diálogo y traductora mediante, venció su timidez y se entregó al juego de preguntas y respuestas que le planteó Adams.
El reconocido médico habló así frente a los niños y adolescentes del hogar La Alborada, en el partido bonaerense de San Martín, adonde fue a practicar su peculiar estilo terapéutico.
El médico Adams, famoso por recurrir a la risa para la cura o bien anestesiar el dolor de pacientes oncológicos, fue recibido anteayer en el aeropuerto internacional de Ezeiza por unas cincuenta personas con narices de payasos, seguidoras aquí de la teoría de este médico de 70 años.
El hombre de 1,90 de estatura y pelo bicolor largo hasta la cintura, estuvo acompañado por su hijo Zag, su hermano Wildman y una veintena de los "Payamédicos" que siguen su estilo en la Argentina.
Llegó como se esperaba. Nariz y zapatos de payaso, un gorro con forma de tortuga, colgantes que tapaban parte de su usadísima campera de jean y una sonrisa inmutable que le potenciaba la dirección ascendente de sus enormes bigotes y hacía oscilar su largo aro en la oreja izquierda.
"El mundo necesita de más risa y más amor. Las mujeres saben que lo principal es el amor, me di cuenta por mi madre", señaló el médico.
"Patch", desde sus estudios universitarios, buscó en el humor una terapia alternativa que acompañe a la medicina para enfrentar los padecimientos de los enfermos. "Es la primera vez que vengo a la Argentina, pero sé que hay muchos payasos aquí", destacó. Los chicos, de a poco, fueron venciendo la vergüenza y permitieron acortar la distancia que los separaba con ese hombre de ojos azules, que los abrazó y acarició, hablándoles siempre en inglés.
La organización "Payamédicos" le había escrito a Adams para que visitara Argentina, avisados de que el médico iba a hacer una gira por Sudamérica. "Patch" aceptó venir pero pagándose sus gastos.
Junto con algunos Payamédicos en "uniforme" de trabajo, visitaron ayer el hogar de Villa Lynch de la Fundación Alborada como un elenco de teatro infantil que se hubiera equivocado de escenario. Lo esperaban chicos abandonados, que fueron víctimas de la violencia, que vivieron en la calle.
Durante el encuentro sacó un enorme chupete del bolsillo, con una mano agitó un pescado de goma, con la otra lo apretó a Andrés, un chico del hogar que se deja querer. "Es mi amigo. Lo más importante es tener amigos", dijo el médico. enviar nota por e-mail | | |