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 domingo, 13 de julio de 2003

Le ocultó a la chica su enfermedad y la instó a tener relaciones sin protección
La Justicia condenó a un portador de sida por contagiar a su novia
En un fallo inédito, el juez sentenció al acusado a tres años de prisión en suspenso

Jorge Salum / La Capital

El juez de Sentencia Nº 5 de Rosario, Ernesto Genesio, condenó a tres años de prisión en suspenso a un portador de sida al que halló culpable de contagiar la enfermedad a su novia, a quien no sólo le ocultó que padece la enfermedad, sino que la convenció para mantener relaciones sexuales sin protección. El magistrado dijo en su veredicto que el acusado conocía perfectamente el riesgo al que exponía a su pareja y que no le importó el daño que le causaría.

La condena dictada por Genesio no tiene precedentes conocidos en ningún tribunal del país, aunque en la ciudad de Santa Fe hay un hombre procesado por el mismo motivo. En ambas circunstancias, los protagonistas fueron acusados de causar lesiones gravísimas a las víctimas.

El fallo involucra a un hombre de 33 años que nació en la localidad santafesina de Barrancas, vivió en Rosario y ahora reside en Granadero Baigorria. Tanto su identidad como la de la víctima están protegidas por la confidencialidad que impone una ley nacional sobre los enfermos de sida. Por esa razón también aquí se mantienen en reserva.

El proceso judicial aún no concluyó porque el acusado apeló la sentencia y forzó así su revisión por un tribunal superior compuesto por tres miembros. Esto significa que el fallo de Genesio no es definitivo y que aún existe la posibilidad de que sea modificado por los magistrados que deberán revisarlo.


Frente a frente
El acusado cayó bajo sospecha cuando la víctima -una ex novia, de 25 años- denunció que le había ocultado su condición de enfermo de sida y habían mantenido contactos sexuales sin ninguna clase de cuidados. La joven quedó embarazada y dio a luz a un bebé, que nació sano.

Cuando lo interrogaron sobre su conducta, el acusado dijo que la mujer conocía su enfermedad y aseguró que siempre había utilizado profilácticos para protegerla de un posible contagio.

Sin embargo, una vez que se sintió acorralado porque ya le habían iniciado un proceso judicial, admitió que al menos en una ocasión mantuvieron relaciones sexuales sin protección porque ese día, argumentó, ambos estaban ebrios.

Pero la chica sostuvo todo lo contrario. Dijo que jamás se habían cuidado a lo largo de los nueve meses que duró la relación sentimental entre ambos, y además aseguró que él nunca le había revelado su condición de seropositivo.

El juez de Instrucción que investigó la denuncia, Adolfo Prunotto Laborde, decidió entonces ponerlos frente a frente en un careo. Fue un encuentro cargado de tensión, en el que cada uno mantuvo su posición. "Ella sabía", insistió él. "Nunca me lo dijo", repitió la mujer.

Sin embargo, fue la chica quien produjo un gesto que llamó la atención del magistrado: "Si hubiera sabido, no hubiese sido tan suicida (sic) para no cuidarme", disparó. Para el juez Prunotto Laborde, esa frase cargada de sentido común fue contundente. Por eso, su siguiente paso fue procesar al sospechoso por el delito de lesiones gravísimas.


Otros indicios
Ahora el juez Genesio, quien tuvo a su cargo el juicio, también le prestó especial atención a la actitud de la chica, cuya convicción logró conmover a los operadores judiciales a lo largo del proceso. Pero en los argumentos de su veredicto incluyó otros indicios que para él prueban la responsabilidad del hombre al que sentó en el banquillo.

Uno de esos indicios es la declaración de un médico que lo atendió cuatro veces en cinco años, siempre en el Hospital Alberdi, y que desde 1996 sabía que tiene sida. Otra evidencia es el testimonio del presidente de la Fundación Voluntarios Contra el Sida, Marcelo González, quien reveló que el acusado vivió allí antes de mudarse con sus padres.

Pero la prueba más contundente fue la declaración de otra ex novia del portador enfermo. Esta chica le contó al juez que a ella tampoco le había revelado que padecía la enfermedad y que por esa razón mantuvo con él relaciones sexuales sin protección. La única diferencia es que por fortuna ella no contrajo el virus y está sana.

Lo más impresionante de este testimonio es que fue la propia víctima, es decir la joven que sí se contagió, quien encontró a la otra mujer y la convenció para que fuera ante el juez y contara cómo el ex novio de ambas ocultó irresponsablemente su enfermedad y la puso en riesgo.

Ahora, al dictar la condena, el juez Genesio dijo que el hombre actuó con lo que jurídicamente se denomina "dolo eventual", es decir, que se representó el riesgo que implicaba para su novia el hecho de que mantuvieran contactos sexuales sin protección, y lo hizo igual. Según el magistrado, al acusado no le importó el daño que le causaría a la víctima en caso de contagiarle un mal hasta hoy incurable.

Como no tiene antecedentes penales, la sanción de tres años de prisión que le impuso el juez como castigo quedará en suspenso. Si la condena fuera confirmada, la pena se considerará cumplida el 19 de mayo de 2007.

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La condena fue dictada por el juez Genesio.

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