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 lunes, 30 de junio de 2003

Matan de un tiro a un obrero en la escalera de un Fonavi
Un albañil fue a buscar a su hija a casa de su ex mujer. Allí discutió y le disparóa la actual pareja de ella. No tiene prontuario y se llevaba bien con su familia

María Laura Cicerchia / La Capital

Un operario de 32 años fue asesinado de un disparo en el pecho por el ex concubino de su mujer en la escalera de un barrio Fonavi de zona sur. Lo que desató el crimen fue una discusión por el horario en que el agresor acudió a buscar a su hija de 6 años al departamento donde la víctima vivía desde hacía un año, en pareja junto a la mamá de la nena. El reproche provocó una breve disputa verbal entre los dos hombres, hasta que un certero disparo cerró el pleito y acalló rencores del pasado. La policía revisó cinco casas buscándolo pero hasta anoche el hombre que disparó seguía prófugo.

Ese final era el menos esperado para la historia que David Darío Duarte y Roxana Gladys Basualdo, de 31 años, empezaron a construir un año atrás cuando comenzaron a vivir juntos en el Fonavi de Grandoli y Gutiérrez. La relación de ambos con el ex concubino de la mujer no era conflictiva, el hombre no acostumbraba portar armas y su ficha policial no tiene una sola marca. Roxana jamás lo había visto manipular un revólver hasta que disparó contra su actual compañero cuando se extinguía la noche del sábado.

El departamento que compartían es el número 6 del tercer piso del núcleo 14. La torre de los Duarte respeta la construcción típica de los Fonavi: dos bloques de tres pisos unidos al centro por una escalera, en forma de H. Es la tercera que se alza a mitad de cuadra desde la calle Lorenzini hacia el oeste. Está ubicada al centro de ese vasto complejo habitacional.

El timbre de la vivienda de los Duarte sonó pasadas las 23 del sábado cuando la ex pareja de Roxana, un albañil joven sin antecedentes penales, decidió ir buscar a su hija Aylén, de 6 años. El recién llegado fue atendido por David, quien según el relato policial le reprochó que se presentara tan tarde, cuando la nena estaba descansando, y le ofreció que volviera a buscarla la mañana siguiente. Ambos comenzaron a discutir entre los muros del pasillo que conduce a la escalera. Los vecinos escucharon una fuerte detonación y la única frase que oyeron de labios del homicida: "Tomá, ahí tenés", le dijo a la víctima antes de escapar.

La primera en responder los pedidos de ayuda de la compañera de Duarte fue Delia Beuavais, una vecina de 30 años a quien Roxana encaró desesperada. "Delia, le pegó un tiro. Está muerto. Fue el papá de mi nena". Fue lo único que dijo la mujer antes de hundirse en llanto. Los otros vecinos envolvieron con una frazada el robusto cuerpo aún con vida de David y lo llevaron la planta baja, a la espera de la ambulancia que lo llevó hasta el Hospital de Emergencias. David murió en el trayecto por el disparo recibido en el sector izquierdo del tórax.

Delia contó que los Duarte vivían allí desde hacía un año y eran apreciados por sus vecinos. Roxana iba temprano a trabajar junto con la nena, que asiste a una escuela céntrica cercana al lugar donde la mujer trabajaba como secretaria. "Ella estaba embarazada de tres meses y me contaba que él la cuidaba mucho, que no la dejaba hacer fuerza ni que se ocupara de las tareas pesadas de la casa", contó la mujer. Duarte trabajaba colocando cámaras frigoríficas en fábricas y supermercados, lo que lo obligaba a viajar y ausentarse de la ciudad por largos períodos.

Durante la madrugada del domingo los policías de la comisaría 11ª, al mando del comisario Néstor Ljumberg, allanaron sin éxito cuatro domicilios en busca del albañil acusado del asesinato. Roxana había convivido con él desde el nacimiento de la nena hasta que suspendió la relación dos años atrás.

La relación entre ellos era buena, no existían demandas judiciales ni se hallaron denuncias policiales previas. Lo único que según la fuente originaba diferencias era el reclamo, por parte de la mujer, del pago de la cuota alimentaria. Y aunque el sospechoso solía emborracharse, su ex mujer no lo notó alcoholizado antes del asesinato. "Los vecinos y familiares que lo vieron antes del crimen lo notaron lúcido", advirtió un investigador.

Los padres y los cuatro hermanos de la víctima (tres mujeres y un varón, todos mayores que él) tampoco podían explicarse que un pleito menor derivara en un hecho de sangre. "Jamás me imaginé que algo así podía pasar", expresó Jorge Duarte, de 39 años y cabo primero de la policía cordobesa, mientras velaban a su hermano en una cochería céntrica. Reflexivo a pesar del dolor y las lágrimas que le nublaban la vista, contó que su hermano solía ir a visitarlo a su casa en Inriville, cerca de Marcos Juárez, junto a Damián Darío, el nene de 9 años que David tuvo en su primer matrimonio y que ayer buscaba consuelo entre los brazos de su mamá.

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El hermano del obrero asesinado.

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