 | lunes, 30 de junio de 2003 | Charlas en el café del bajo -Es increíble que en Rosario no se produzcan más accidentes de tránsito y en buenahora que sea así. Se ve que los ángeles custodian las calles de la planta urbana porque el tránsito está cada día peor.
-Y nadie hace absolutamente nada.
-¡Ah no! No espere medidas para ordenar la circulación vehicular. Las grúas y los inspectores parece que no están para prevenir, sino para reprimir. En realidad parece que el cuerpo de inspectores de tránsito fueran no más que una herramienta utilizada por la gestión municipal para recaudar. Lo demás no importa. Excesos de velocidad, estacionamientos en doble fila, conducciones peligrosas, colectiveros que hacen valer la ley del más fuerte, taxistas apurados que meten la trompa en cada esquina y que se aguante el que va pasando, y así sucesivamente.
-Baches por todas partes, desorden, embotellamientos y para los peatones cruzar una calle es toda una aventura.
-Días pasados caminaba yo por calle Entre Ríos y en la esquina de calle Santa Fe había un auto estacionado con su conductor justo en la esquina y entorpeciendo la circulación. Pasó la grúa con los inspectores ¿Usted cree que hicieron algo?
-Desde luego que no, no podían llevarse el auto porque estaba el conductor al volante.
-Exacto, más adelante vi que se detenían frente a la plaza Sarmiento y levantaron un vehículo que estaba estacionado en la mitad de cuadra. Con esa actitud uno comprende cuál parece ser la política en materia de ordenamiento de tránsito en la ciudad.
-¿Hay una política?
-Sí, parece que la de recaudar. No se extrañe que en cualquier momento le llegue una infracción a su casa. Ahora me han contado que hacen actas a distancia. Si creen verlo a usted sin usar el cinturón de seguridad o hablando por el celular le hacen la boleta y, desde luego, usted ni enterado. Es la palabra del inspector contra la suya. ¡Qué tal este gobierno socialista! Primero lo mata, después lo hace comparecer en juicio.
-Pregunto: ¿no sería más razonable que el inspector detuviera al automovilista o enviara notificaciones primero, antes de labrar actas de infracción en esos casos? ¿Qué hace el juez de faltas si uno dice que la infracción no la cometió? ¿Qué palabra es la que vale, la del inspector o la del automovilista? Hay cosas que no quedan claras, pero lo que sí queda claro es que aquí parece que lo que importa es engrosar la caja. Después si el tránsito está mejor o peor es otra cuestión.
-¿Y qué me cuenta de la contaminación ambiental? A ciertos establecimientos (y en muchos casos injustamente) los vuelven locos con el tema de la contaminación y me pregunto: ¿no hay nadie en la Municipalidad que advierta el grado de toxicidad que disparan al aire rosarino algunos vehículos? Hay que pararse en una esquina de la ciudad para ver como algunos caños de escapes son más temibles que el caño de un arma de fuego.
-Y hay más: ¿nadie advierte en la Municipalidad el peligro que significa la circulación de vehículos que no reúnen las más mínimas condiciones para hacerlo? Sin luces, con cubiertas lisas, el tren delantero despatarrado, seguramente sin frenos. Y allí andan, sin que nadie diga ni haga absolutamente nada.
-Y seguimos: ¿quién controla a los conductores y vehículos de los servicios de cadetería? Son verdaderos peligros. No sólo que ponen en riesgo su propia vida, sino que ponen en serio riesgo la vida de los demás. ¿Ha visto usted como conducen?
-¡Pufff! Pasan las esquinas como misiles, van culebreando con esas motitos poniendo en peligro a cuanto peatón se cruce en su camino.
-Y hay más, mucho más, pero bue... Ahora ya estamos en campaña y nosotros ocupándonos del ordenamiento del tránsito. A algunos lo que les preocupa son otras cosas: la boleta supersábana, la ley de lemas y el discurso, que muchas veces no tiene nada que ver con la realidad.
Candi II
enviar nota por e-mail | | |