"Lo que es peligroso no es la calle sino que haya tanta pobreza. Pibitos por ahí hay miles, y no se caen porque estén cerca de un lago. ¿Por qué no se caen? ¿Porque van todos de la mano de la madre? Ahí tiene que haber pasado algo. La calle no es peligrosa per se: es peligrosa para los que están excluidos", dice Efimia Lagiu, investigadora y docente de Psicología Social y Sociología de la Universidad Nacional de Rosario. Lagiú advierte una serie de contradicciones no resueltas en las informaciones proporcionadas a propósito de la muerte de David Sánchez, "referidas al estado de conservación del cuerpo -entre lo que dice el jefe de la Brigada de Homicidios y lo que declara al día siguiente la forense-, respecto de si presenta golpes y si fue visto en el bar (del lago) o no". "Respecto de la causa de muerte es de sentido común pensar que quien tiene agua en los pulmones falleció por inmersión. Pero no hay una lógica necesaria entre esto y afirmar que el deceso fue «accidental». Lo que no sabemos es cómo David llegó al agua". Además "es llamativo que de los dos rastreos en el fondo del agua el cuerpo aparezca la segunda vez". La especialista enfatizó en que "la idea de accidente es similar a la de «es normal», «es natural» que si estás al borde del lago te podés ahogar. De la misma manera es natural que por ser pobre te pasen estas cosas, en un país en el que el poder económico y el político están fusionados desde 1976. Desde las Ciencias Sociales hablamos de concentración del ingreso en manos de unos pocos. El salario que unos no tienen, porque no encuentran empleo o están desocupados, lo poseen otros, unos pocos. Donde a uno le falta, otro lo tiene. Cuando se dice «no hay» se dice una verdad a medias: lo que no se dice es que otros lo tienen". A la vez, "se plantea si David aspiró alguna sustancia tóxica. Esta es la triste lógica procedimental de la victimización de la pobreza, o sea, como primera hipótesis, sospechar de la víctima y más si es pobre. Por supuesto que aquello hay que investigarlo en todos los casos. Pero ya que lo hayan lanzado la policía o los médicos forenses muestra cuál es su lógica: una lógica incriminatoria de los sectores pobres". "El ex presidente Menem firmó la Declaración Internacional de Derechos de los niños y niñas. Ese documento no supone que haya niños de la calle, en la calle, ni trabajando ni prostituyéndose. La pregunta es por qué los argentinos del 2001, los que dijimos basta, toleramos que estos niños existan. Con su historia -las hay muchas- David da cuenta de una situación de la Argentina: es estudiante, es menor de edad, pero también debe ayudar a cirujear a su padre desocupado, que tiene un oficio". Al respecto, Lagiu destaca "la actitud protectora y responsable del padre, que lo espera, lo va a buscar y hace la denuncia: David no era un niño abandonado. Pareciera que la pobreza iguala a un padre que se queda en su casa y a otro que acompaña". En suma "a todos los David de Argentina y a sus padres desocupados se les debe algo esencial: que esto no exista más. Y este es el trabajo de todos los ciudadanos, y de los familiares y vecinos de David, que armaron toda una red social, que buscaron ellos mismos y se permitieron pensar con otra lógica y sentido común".
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