Año CXXXVI
 Nº 49.873
Rosario,
domingo  15 de
junio de 2003
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Conmoción por su muerte
"David Sánchez, un nene sin oportunidad de vivir"
Las maestras del menor que apareció muerto en el parque Independencia niegan que fuera un chico de la calle

Ariel Etcheverry / La Capital

David Hernán Sánchez, el nene que apareció ahogado en el lago del parque Independencia, no era un chico de la calle. El hecho de que se hubiera perdido mientras juntaba cartones con su padre hizo circular prejuicios y versiones que no se corresponden con la imagen que transmiten quienes lo conocieron: la de un chico integrado con su familia, su escuela y su barrio.
David estaba aprendiendo a leer cuando la muerte lo sorprendió en el parque Independencia. Incluso ya había comenzando a hilvanar algunas palabras sobre un papel y era considerado alumno regular con asistencia perfecta. El martes 3 de junio, 48 horas antes de que desapareciera, su mamá le había comprado un par de zapatillas, que al día siguiente exhibió, orgulloso, a su maestra del segundo año. Esos son algunos de los últimos y nítidos recuerdos que tienen los integrantes de la comunidad educativa de la Escuela 6394 Martín Jacobo Thompson, de avenida Presidente Perón y Larrea, donde el chico asistía desde el preescolar.
Nunca, durante los dos años y medio en que David asistió a clases, sus maestras sospecharon o escucharon hablar de problemas en la familia del chico o que fuera explotado u obligado a mendigar. Por el contrario, la de David era una familia integrada al establecimiento.
Por eso las docentes, las autoridades, el personal del comedor, los alumnos y padres aún están conmovidos por la muerte del pibe que, tras permanecer desaparecido seis días, fue encontrado el miércoles pasado sumergido en el sector más profundo del laguito.
Lo que primero fue incertidumbre y angustia por la ausencia de un nene que no solía moverse muy lejos de su casa después se transformó en un dolor inmenso por la pérdida de una vida que recién empezaba. "Accidente o lo que haya sido siento que un nene de 7 años no tuvo la oportunidad de vivir. Eso es lo que más duele", sostuvo María Beatriz Quevedo, quien fuera su maestra del primer año de la EGB.
Como muchas docentes de primero, María vivió con David el cambio que significa para un chico el paso del preescolar a la escuela primaria. "El nene se adaptó perfectamente a esa etapa importante de su vida. Era un chico dinámico, alegre, jugaba con sus compañeros, no estaba aislado y fundamentalmente se reía mucho", recordó la maestra que lo recibió. David siempre cursó en el turno tarde, al igual que su hermana mayor Roxana, de 9 años, que ahora está en tercer grado.
"Para nosotros David nunca fue un nene problema. Tenía buena conducta y las veces que hicimos reuniones de padres, su mamá siempre estuvo presente y conectada con la situación del chico en la escuela", aseguró la maestra. David también era muy compañero de su hermana. Todas las tardes, cuando culminaba el horario escolar, los dos se iban tomados de la mano rumbo a Villa Banana, donde vivían. Roxana nunca lo dejaba solo, siempre lo esperaba en la puerta de la escuela y no emprendía el regreso si no era junto a él. "Ella lo protegía", añadió Quevedo.
En la charla con este diario, María Beatriz recordó una anécdota tierna en torno al chico. Sucedió cuando el año pasado en una de las clases el tema del día fue lo concerniente a la higiene personal. "Al otro día -rememoró la mujer- David vino refeliz a contarme que se había lavado la cabeza con shampoo y crema de enjuague. «Mire seño, lo bien que me quedó la cabeza», me dijo. Eso quiere decir que el nene aplicaba en su casa lo que había visto en la escuela".
Quevedo manifestó que la muerte del nene la afectó mucho, como a todos en la escuela. "Las maestras del primer ciclo no somos los padres, pero ese sentimiento está. A los chicos les limpiás la nariz, les enseñás a atarse los cordones. Con David, y con otros nenes, pasó todo eso. Por eso cuando pasó todo esto me puse muy triste. Siento que un nene de 7 años perdió la oportunidad de vivir".
Desde el 10 de marzo pasado Isabel Zambito fue la maestra de segundo año de David. Desde esa fecha, el nene que se ahogó en el laguito tenía asistencia perfecta. "Estaba aprendiendo a leer y ya lograba escribir palabras", señaló con entusiasmo de quien además llevaba una relación óptima con sus compañeros. "Le gustaba mucho sentarse adelante, era muy servicial y le encantaba repartir los útiles a los compañeros. Era muy chiquito, sólo quería jugar", relató la última maestra de David.
El aire que se respira en toda la escuela es de mucha congoja, coincide su vicedirectora, Mirta Porti. "Toda la comunidad educativa quiere que se aclare esta muerte", dijo.



David tenía asistencia perfecta y buena conducta. (Foto: Daniel Carrizo)
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