Pablo F. Mihal / La Capital
Al mejor estilo bilardista este fue un triunfo y valió. Pero hay muy poco más para rescatar detrás de un parco 10 a 6 entre argentinos y franceses, que prometía mucho pero que quedó en franca deuda. Un error en la salida posibilitó que Argentina se lanzara al ataque desde el vamos. Y un movimiento de varias fases, sin perder el control de la pelota, que tuvo la paciencia necesaria para buscar el hueco que finalmente Núñez Piossek encontró. Sencillo y contundente, el arranque no pudo ser mejor. Pero a partir de ahí, Francia empezó a tener más la pelota, y por momentos su juego fue muy vistoso pero poco efectivo. Los Pumas en tanto mostraron una buena actitud y también que cuando podían y querían, tenían juego. En ese sentido hubo varios jugadores que se destacaron sobre el resto. Como Corleto y Albanese en la línea de backs y Ostiglia y Ledesma por el lado de los forwards. Francia fue llevando lentamente el juego al campo argentino y lanzó oleadas de ataques, hasta que se instaló muy cerquita del ingoal albiceleste. Los Pumas aguantaron durante casi 20 minutos esos embates y Francia no pudo concretar. Cuando pudo salir del asedio, el árbitro le puso fin al porimer parcial que se cerró 10 a 0 para los locales. Las urgencias por descontar por parte de Francia quedaron demostradas en los instantes iniciales del segundo tiempo. Con un penal de mitad de cancha, ejecutado por Traille, empezó a descontar. Pero la arremetida gala no quedó ahí, siguió buscando los huecos y casi llega al try a los 5' cuando a Rougerie entró en el ingoal y casi apoya con polémica. Francia se mostraba distinta y Argentina también. Los jugadores estuvieron mucho más erráticos que en el primer tiempo y la visita lo aprovechó para seguir facturando. A los 10' Delaigue marcó el segundo penal para Francia que achicaba las diferencias y si no siguió sumando fue porque se equivocó demasiado. Aún así, con control territorial, la visita evidenció pocas ideas para superar al rival, intentó desplegar el típico juego francés pero al virtuosismo le faltó profundidad y contundencia. De no ser por la cantidad de errores de la visita, la historia hubiera sido otra. Pero pensando en el objetivo de los entrenadores argentinos de encontrar el equipo, el partido y esta segunda victoria consecutiva sirvieron como inyección anímica. Aunque es indudable que todavía falta meter mano para que los sueños argentinos tengan mayor sustento.
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