Año CXXXVI
 Nº 49.866
Rosario,
domingo  08 de
junio de 2003
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Análisis: El "superlole" y la "supersábana"

Mauricio Maronna / La Capital

"Che, Hermes, ¿y tu partido cómo está para las elecciones, vas a ser candidato a gobernador?", le preguntó el entonces presidente Eduardo Duhalde a Hermes Binner. "Lo que pasa es que tenemos la ley de lemas; no te la recomiendo para que la impongas en el ámbito nacional", le contestó con un susurro desconfiado el intendente, aunque sabiendo que un periodista, sentado frente a ambos, miraba hacia otro lado pero tenía el oído derecho atento como un radar. "¿Y por qué no derogan esa ley?", consultó Duhalde. "Eso preguntáselo a Reutemann", se animó a decir el socialista. Y Duhalde socializó la pregunta levantando la voz: "Lole, dice Binner que le saqués la ley de lemas". El gobernador abrió los ojos, miró hacia su derecha y pasó la pelota diciendo "preguntale a Obeid". El diputado nacional se levantó de su silla y amplificó a los cuatro vientos: "Eduardo, lo que sirve no se toca". Binner abrió los brazos y miró al cronista de La Capital como diciendo: "Estos la quieren mantener hasta el fin del mundo".
El jugoso contrapunto, entre achuras y vacío a la parrilla, se produjo el martes 22 de octubre de 2002 en el quincho de la residencia de Olivos y es el mejor antecedente para explicar lo que hoy sucede en la provincia. El justicialismo se aferra a la ley de lemas, pero sobre todo al gobernador-candidato, como un náufrago al salvavidas en medio del océano.
Aunque la máxima de Obeid haya pecado por minimalista: la norma se tocó para impedir que los partidos políticos actúen como sublemas, los comicios se unificaron y la supersábana está a punto de salir a escena.
Las elecciones provinciales representan para el Lole una nueva pesadilla, como si la historia hubiera tomado represalias contra él por haber incurrido en el error de haberle dicho "no" a la candidatura presidencial.
Sabe que salir a hacer campaña con una parte de la provincia convertida en laguna y con miles de pobladores de su ciudad desperdigados lejos de sus hogares es un cachetazo al sentido común. Pero también conoce que, por ser el gran elector, tiene la obligación de asegurar que el próximo mandatario sea peronista.

Con las botas puestas
La responsabilidad que algunos lobbistas disfrazados de analistas políticos, que en su momento gozaron de frondosas pautas publicitarias de la Casa Gris (Reutemann los hizo), quieren atribuirle por el cataclismo que convirtió a la capital provincial en una pileta de natación, desnuda deshonestidad intelectual. "La mejor tribuna para el Lole pasa por seguir con las botas puestas en Santa Fe. Y eso hará", confiesa un funcionario.
El gobernador sí es responsable de haberse desentendido hasta antes de las inundaciones de las cuestiones imprescindibles que tienen que ver con la construcción política. Se encerró en su cadena de nones y desaprovechó el altísimo índice de imagen positiva para convocar a una reforma constitucional, con reelección incluida. Las autonomías municipales, los mecanismos de democracia semidirecta, la iniciativa popular, la revocatoria, el referéndum, la eliminación de la ley de lemas, la modificación de la lista sábana, el sistema mixto de elección, las candidaturas de independientes y la elección por circunscripción, entre otros temas, eran mascarones de proa para que, en rápido trámite y con convencionales ad honórem, la Constitución tuviese otra cara, más acorde a las circunstancias. "Se hará imposible, la oposición dirá que sólo se hace por la reelección", se justificaba Reutemann.
"A lo que le tiene miedo la oposición no es a la supersábana, le tiene pánico al Lole. ¿Cómo van a explicar los socialistas el intento de hacer una alianza con la centroderecha de (Ricardo) López Murphy, el radicalismo y el ARI? La gente sabe que si éstos llegasen a ganar, a los dos días se tirarían con los cuadros del brigadier López", brama un dirigente justicialista seguro de que el peronismo retendrá la Gobernación.

El "síndrome Tabárez"
"El socialismo tendría que ocuparse de retener la Intendencia, no sea que pierda lo único que tiene en el país", agrega la fuente, recordando una nota de este diario sobre el riesgo de padecer el síndrome Tabárez. El otrora técnico de Boca se olvidó del campeonato local y apostó todo por la Libertadores. No logró ninguno de los dos torneos.
El Lole está dispuesto a salvar al peronismo santafesino el 7 de septiembre con su nombre estampado como candidato a senador nacional en todas las boletas con escudo del PJ, pese a que lo que menos ganas tiene es de enfrascarse en una campaña electoral. Debería dar señales de oxigenación partidaria y empezar a llevar a la práctica algo que viene reclamando desde hace años: nuevas caras y mejor política.
En el oficialismo ya están preparando la pirotecnia para enfrentar lo que señalan como "doble discurso" de la oposición. "Binner pide comicios desdoblados, pero los operadores socialistas en la Legislatura quieren que haya boleta sábana para que el intendente les traccione votos que por sí solos no sacarían", sostiene una de las principales espadas reutemistas, que remite a una nota publicada el 26 de marzo de este año.
"El peronismo le haría un daño muy grande a la democracia si en forma inconsulta resolviera separar los comicios para diputados y senadores nacionales de las elecciones provinciales", sostuvo entonces el intendente.
Pese a que muchos obviaron el detalle, los socialistas presentaron un proyecto en Diputados para que quede sin efecto la reducción de los concejales en Rosario, que tiene que comenzar a operar en los comicios del 7 de septiembre. "Ahí tienen a los adalides de la pureza política", azuza la fuente.
Con las botas puestas, Reutemann saldrá a la cancha para garantizar la continuidad del justicialismo en el poder. Los peronistas ensayan un cantito tribunero, sabedores de que, salvo la figura del hombre de Llambi Campbell, hay poco para ofrecer. "Ojalá que el Lole juegue para siempre", es el hit que prefieren entonar.


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