Aníbal Fucaraccio / La Capital
Primer objetivo, alcanzado. Con suficiencia, como debía ser ante un rival de estas características. Con holgura, ayer marcó nada menos que 10 tries y sumó 26 en sus últimos tres encuentros de local. Así, navegando entre lujos llenos de fantasía y sus desconcentraciones crónicas, Atlético del Rosario consiguió el tan ansiado pasaje a la segunda ronda del torneo de la Unión de Rugby de Buenos Aires (Urba) al superar claramente en el pasaje Gould a Pueyrredón por 76 a 28, en un cotejo correspondiente a la décima fecha. El partido no podía comenzar mejor para los dueños de casa. Al minuto Torno se cobró un penal, y a los 5', los dos debutantes de Plaza armaron el primer try de la tarde. Line largo de Puey, Marzetti muy atento la robó y habilitó a Pontarolo que corrió más de 60 metros para lograr una gran conquista en su presentación en primera. Parecía que todo iba a ser fácil para los rosarinos. Los forwards ganaban su pulseada, el tackle se mostraba firme ante alguna hipotética réplica y por la punta Alexis Weitemeier y Joaquín Todeschini comenzaron a generar una combinación explosiva que mezclaba dosis justas de profundidad y efectividad. Así llegaron los dos tries del rubio wing de Plaza que lentamente se fue conformando en figura. Pero en los últimos 10', los dirigidos por Gonzalo del Cerro volvieron a demostrar que sufren de lagunas acentuadas de aparición repentina. Sin causas aparentes, Plaza cedió la iniciativa y debió soportar 2 tries de la visita que de la intrascendencia logró encender al menos una pequeña llama de esperanza al irse al descanso con un inexpresivo 28 a 14. Apenas iniciado el complemento, Todeschini -que arrancando desde la posición de fullback cuando tiene espacios se vuelve una pesadilla para los adversarios-, anotó su try y le otorgó el bonus a su equipo. Enseguida Plaza volvió a relajarse, cayó nuevamente en la confusión que le planteaba Pueyrredón y recibió otros 2 tries que le dieron el punto extra a la visita y que desnudaron viejos vicios del equipo plazón. Con el orgullo herido el local se recompuso, ajustó sus líneas y recuperó su apetito ofensivo. Cambió el overol por su traje de gala, se despojó de sus prejuicios y construyó su juego alrededor de la ambición. De esa manera, con sólo proponérselo, señaló 6 tries más y aseguró su clasificación a la Zona Campeonato. Primer objetivo, alcanzado. Ahora se acerca la hora de la verdad.
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