 |  | Una empresa comenzaba a hacer viajes regulares hacia el interior del país Hace 149 años partía desde Rosario el primer transporte interprovincial La diligencia salió desde Juan Manuel de Rosas entre Rioja y San Luis y en tres días llegó a Córdoba
 | Diego Veiga / La Capital
Quizás el conductor ni siquiera se detuvo a pensar en el peligro. Sólo tomó las riendas, las sacudió sobre el lomo del caballo y partió rumbo a Córdoba, con todo el riesgo que representaba internarse en los campos dominados por los indios. Un día como hoy, pero hace 149 años, partía la primera diligencia desde Rosario hacia el interior del país y se ponían en marcha los servicios regulares de transporte de pasajeros y encomiendas. El lugar de la partida: la Administración Central de Mensajerías, que estaba ubicada en la antigua calle Mensajerías (hoy Juan Manuel de Rosas) entre Rioja y San Luis. La historia había empezado a escribirse dos años antes. El 3 de febrero de 1852, las tropas de Urquiza habían derrotado a las rosistas en la batalla de Caseros y el régimen del "Restaurador de las Leyes" había llegado a su fin. No pasó mucho tiempo para que Urquiza decretara la libre navegación de los ríos interiores y la apertura de los puertos, con lo que terminó con el monopólico manejo de los muelles que ejercía hasta ese momento Buenos Aires. El puerto de Rosario se convirtió en un importante acceso al país y los comerciantes de las provincias interiores comenzaron a llegar hasta aquí para proveerse de mercaderías. Surgió así la idea de establecer un servicio regular de transporte de pasajeros y correo que vinculara a Rosario con las ciudades del interior. Dos progresistas españoles, Joaquín Fillol y Juan Rusiñol, fundaron la empresa Mensajerías Nacionales Iniciadoras y el 8 de junio de 1854 celebraron la partida de la primera diligencia hacia Córdoba. El propio Fillol formó parte de las primeras travesías y llegó hasta San Luis, donde fue recibido por el gobernador. "Esto es demasiado bueno, no creo que pueda mantenerse una empresa que comienza con tanto lujo", le dijo por entonces el funcionario al observar las comodidades del flamante carruaje. Es que la compañía utilizaba galeras, un transporte relativamente rápido para la época que era tirada por cuatro caballos y estaba completamente acolchada por dentro, a la vez que en su parte exterior contaba con numerosos bolsillos que servían para guardar los objetos personales de los pasajeros. Cada galera tenía capacidad para unos 17 pasajeros y cubría el trayecto Rosario-Santa Fe en dos días, al tiempo que demoraba tres en llegar a Córdoba y diez a Mendoza. Cuando caía la noche, el descanso se realizaba en las postas, ranchos de adobe con techos de paja que no tenían más de dos habitaciones y en donde las condiciones de higiene eran pésimas. Allí se realizaban los cambios de caballo y generalmente contaban además con un corral y un pozo de agua potable. Algunas estaban rodeadas por un foso de hasta cuatro metros de profundidad y se accedía a través de un puente levadizo. Todas estas precauciones eran necesarias para frenar los ataques del indio, que ocupaba el sector que se extendía al oeste de la ruta regular que cubrían las galeras, al tiempo que hacia el noroeste, se alzaba el territorio de otro morador considerado amenazante: el gaucho matrero. El transporte de pasajeros que se inauguró en aquel lejano 8 de junio de 1854 logró convertir a Rosario en el centro de las comunicaciones del interior del país. Fue un día como hoy. En Juan Manuel de Rosas entre Rioja y San Luis, el conductor sacudió las riendas sobre el lomo de los caballos y partió rumbo a Córdoba. Después vendría el ferrocarril, pero esa, esa es otra historia.
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