Bruselas. - La Unión Europea dispone por primera vez en su historia de un proyecto completo de Constitución con el que pretende dar un nuevo salto en su integración, aunque sin llegar a unos verdaderos Estados Unidos de Europa. El texto presentado por la presidencia de la Convención Europea, podrá ser sometido a revisiones por los países miembros. Pero por ahora el sueño de los países de la Unión Europea (UE) de hablar con una sola voz en materia de política exterior no se hará realidad en los próximos años si se aprueba el proyecto de Constitución presentado ayer. Londres tiene mucho que ver en esta postergación. La propuesta, que contempla seguir tomando decisiones en política exterior y defensa por unanimidad, permitirá a los países miembros bloquear como hasta ahora las que no acepten y mantener así su poder en la Unión. En la vereda de enfrente se hallaba Alemania, impulsoras de una nueva fuerza de defensa europea y una política exterior que dé a Europa el peso que hoy no tiene.
Con una UE que pronto tendrá 25 socios, es evidente que casi cualquier medida importante se verá bloqueada si el proyecto constitucional se plasma como fue presentado ayer. El año que viene la Unión recibirá a 10 nuevos socios, todos de Europa del Este. El objetivo de una política exterior común, que los Quince extrañaron especialmente con la crisis de Irak -que al contrario ha sacado a la luz las profundas divisiones entre los miembros de la UE-, queda así muy lejos.
El texto del proyecto se publicó en su parte principal el lunes, y ayer se dio a conocer una serie de agregados. "El texto fue considerado por el gobierno británico de Tony Blair una victoria, ya que no contiene la palabra federal", comentó el diario The Guardian.
Sin embargo, la UE podría dar pequeños pasos si aprueba la propuesta por la cual los mandatarios europeos pueden pedir que se tome una decisión concreta por mayoría calificada, método al que quieren tender los Quince para que tras la ampliación no se produzca un bloqueo sistemático de propuestas.
La posibilidad de que el nuevo tratado constitucional incluya el nombramiento de un ministro europeo de Relaciones Exteriores podría facilitar la tarea de coordinar posiciones de los socios europeos en materia exterior, pero esto depende de las atribuciones que se le den.
Se negociará hasta diciembre
Valery Giscard D'Estaing, ex presidente francés y poderoso titular de la Convención Europea, deberá entregar la propuesta a los jefes de Estado y de gobierno de la UE durante la cumbre del 20 de junio en Tesalónica (Grecia). A partir de este proyecto, los Quince deben negociar desde septiembre y hasta diciembre el nuevo tratado europeo que recogería todos los anteriores y en principio debe mejorar el tratado de Niza, que entró en vigor en febrero de este año y no incluye las reformas suficientes para que la UE funcione con 25 ó más miembros.
El proyecto presentado ahora no incluye la reforma de las instituciones, que todavía debaten los 105 miembros de la Convención y en la que entra en juego el poder de los países miembros, de la Comisión Europea y el Parlamento.
El proyecto crea la figura del presidente a tiempo pleno, por dos años y medio, del Consejo Europeo, máximo órgano político de la Unión, una idea defendida por los "grandes" pero que sigue provocando importantes reservas entre los "chicos". El texto elaborado por Valery Giscard D'Estaing y los 11 miembros del Presidium de la Convención ha sido criticado precisamente por hacer demasiadas concesiones a los países grandes de la actual UE.
La política exterior y de seguridad seguiría decidiéndose en lo sustancial por unanimidad, como exigían Francia y Reino Unido, que conservarían además su asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU; el modo de trabajo "federal" sería sustituido, a petición de Londres, por el menos provocativo método "comunitario". Una vez que concluyan el 20 de junio los trabajos de la Convención corresponderá a los gobiernos decidir, en una conferencia a puerta cerrada, si aceptan el borrador. La entrada en vigor de la Constitución exigirá la ratificación por parte de todos los Estados miembros.