Los santafesinos están acostumbrados a que Carlos Reutemann -quien ayer debió abandonar su despacho a media mañana para arroparse en su cama, a la que fue empujado por un fuerte estado gripal- marque presencia con sus ya inveteradas ausencias en circunstancias determinadas. Pero ayer, muchos se comieron otro amague: el de Néstor Kirchner. Tan rápido corrió rumor como fuertemente se instaló en la calle y en los medios de prensa. El jefe del Estado, luego de lograr con su sorpresiva presencia en la ciudad de Paraná el acuerdo que destrabó el largo y tortuoso conflicto docente, se disponía a cruzar no menos imprevistamente a la ciudad de Santa Fe para visitar a los inundados. No sólo los periodistas se dieron cita masiva en algunos centros de albergue: la guardia policial se fortaleció, las luces se encendieron y en los despachos oficiales los pulsos se vieron alterados. Finalmente, Kirchner no cruzó a Santa Fe. El presidente le robó la receta al Lole y marcó presencia con su ausencia.
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