-¿Te molesta que digan que sos un ídolo de cabotaje porque no triunfaste en Europa? -No le presto demasiada atención a lo que dicen de mí. Yo sé muy bien cómo juego y lo que quiero para mi carrera. Si estuve tanto tiempo en la selección es por algo, además jugué tres mundiales. -¿Por qué a los talentosos como Riquelme y vos les cuesta tanto demostrar sus condiciones en el exterior? -Lo que pasa es que a los europeos no les gustan los gambeteadores. Ellos quieren que el jugador se desprenda rápido de la pelota. Allá es muy común que cuando no se dan los resultados pongan a un volante con características distintas a las que tengo yo. -¿Te fuiste a Europa porque era un paso que tenías que dar o porque realmente estabas convencido? -Cuando decidí irme a Valencia le convenía a River y a mí. Está claro que desde el punto de vista económico jugar en Europa te seduce. Además en ese momento quería saber lo que era formar parte de otro equipo que no fuera River. Hoy la necesidad pasa por otra lado, ya estuve varios años afuera y mi deseo es terminar la carrera con la camiseta de River. -¿El club que quiera contratar a Ortega tiene que saber que va a comprar a un gran gambeteador o a un jugador capaz de pegarle un cabezazo como le diste al holandés Van der Saar en el Mundial de Francia? -No voy a negar que soy bastante calentón. Igualmente ahora estoy mucho más tranquilo, trato de no ponerme tan ciego cuando juego un partido. Ya pasó esa macana que me mandé en Francia. -¿Estás de acuerdo con aquellos que dicen que si hubieras querido hoy serías uno de los mejores jugadores del mundo? -Para ser número uno tenés que romperla en un mundial y salir campeón. Y yo jugué tres mundiales y tuve partidos buenos y malos. Pero la realidad es que no salí campeón. -¿Qué cosas te hartaron del fútbol? -Nada, yo nací jugador y por eso amo el fútbol. Nunca renegaría de eso.
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