En las 24 horas que van del viernes al sábado, 10 santafesinos más amanecieron infectados de hepatitis. Se trata de un dato preocupante. En rigor, el más grave desde que las aguas del río Salado se retiraron de la ciudad y sobre el que las autoridades tienen posada toda su atención en una inquietante vigilia: "Si este ritmo de contagio se mantiene o crece, estaremos frente a lo peor", confió ayer un médico en un centro de evacuados. Lo peor para la capital provincial sería enfrentarse a un brote epidémico. Y los casos de hepatitis ya sumaban ayer 90, mientras que los de leptospirosis más de 120. Además, se notificaron 65 casos de diarreas y 22 de varicela. Las autoridades continúan realizando esfuerzos para no inquietar a la población y estiman que el momento temido no llegará pero no ocultan su preocupación por el ritmo creciente de casos y por el hecho de que éstos se estén registrando tanto dentro como fuera de los centros de evacuados. Este último dato hace muy difícil el seguimiento de los casos y el acordonamiento sanitario que debe aplicarse a quienes estuvieron en contacto con un enfermo luego de que éste ha sido puesto en cuarentena o aislado. "Estamos en una instancia crítica. Confiamos en que el riesgo no crecerá", afirman desde Emergencia Hídrica.
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