El día que apretó el gatillo de la poderosa Browning en plena calle, el Rusito probablemente no tenía el propósito de asesinar. No se lo habrá propuesto pero lo hizo: uno de los disparos que escupió la 9 milímetros atravesó el cráneo de una mujer y la mató en el acto. El asesino tenía entonces 16 años y ese detalle se convertiría en un salvoconducto para evitar la sanción penal que le hubiese correspondido a cualquier otro homicida que sobrepasara los 18: aunque lo consideró responsable del crimen, un juez de Menores acaba de decidir que es "innecesario" condenarlo y no lo hizo.
El juez Juan Leandro Artigas no llegó solo a la conclusión de que Walter Alejandro Paré, como se llama el Rusito, no debe ser condenado. La fiscal que lo acusó, Rita Schiappa Pietra, tuvo el mismo criterio. Ambos basaron su decisión de dejarlo sin condena en los informes elaborados por los asesores del magistrado. Según ellos, el homicida se comportó "muy bien" desde que fue encarcelado y respondió positivamente al tratamiento de recuperación al que fue sometido.
Eran las 9 de la noche del 4 de octubre de 1998 cuando Paré iba en moto junto con otro chico por Gutiérrez y Cepeda. Por allí también circulaba un ómnibus de la línea 145. El colectivo se detuvo en la esquina y Miriam Ruiz Díaz se disponía a bajar con su beba de 13 meses en brazos y su marido cuando se escucharon varios estampidos. En ese mismo instante la mujer se desplomó a la vereda, ya sin vida, mientras el autor de los disparos huía de la escena.
Segundos antes habían pasado por el mismo sitio dos jóvenes que conocían al ocupante de la moto porque eran sus vecinos. Primero le recriminaron su actitud irresponsable y después, al enterarse de que Ruiz Díaz había muerto, contaron lo que habían visto. Para hacerlo fueron hasta el juzgado de Artigas y al principio ambos fueron acusados de participar de la balacera, hasta que finalmente se comprobó que eran inocentes. Cuatro horas después del episodio, Paré fue detenido e imputado de homicidio simple.
Rusito era ya un personaje conocido. En el estadio de Newell's Old Boys se lo podía ver entre los hinchas más rabiosos del club junto a su hermano y su padre, José Luis Paré, alguien a quien en el ambiente futbolero siempre se sindicó como un referente de la barra brava rojinegra. Ahora que el Mono (así le dicen a Paré padre en la tribuna leprosa y en la Facultad de Derecho, donde trabaja) estaría retirado de las canchas, Rusito y su hermano habrían pasado a ocupar un lugar importante entre la nueva generación de los más fanáticos seguidores ñulistas.
Tiros letales
Cuando se sintió acorralado, Rusito habló de un accidente: sugirió que el arma se había disparado involuntariamente porque su moto derrapó por desperfectos en el asfalto. Pero las pericias realizadas por orden del juez Artigas probaron que mintió. Para los expertos, los disparos (cuatro en total, ya que en la carrocería del colectivo impactaron otros tres) habían sido realizados por un tirador que tuvo voluntad y precisión. Además, la calzada estaba en condiciones óptimas para circular.
Por si fuera poco, los peritos explicaron que las pistolas de 9 milímetros no disparan a repetición, como una ametralladora. Todo lo contrario: es necesario gatillar cada vez para accionar el arma. La conclusión fue que Rusito había disparado el arma voluntariamente, sabiendo lo que hacía y representándose el peligro que su gesto demencial significaba para terceros. Es lo que técnicamente se denomina homicidio con dolo eventual: si bien no hay voluntad de matar, el que dispara un arma de esas características no puede ignorar el riesgo al que somete a otras personas al hacerlo.
En febrero de 1999 Paré fue procesado por homicidio simple. En agosto del año pasado el juez lo consideró responsable de homicidio simple con dolo eventual. A principios de 2003 la fiscal Schiappa Pietra coincidió con la defensa del chico, que ahora tiene 22 años: para la acusadora no hay necesidad de condenarlo porque está recuperado después de haber estado detenido durante algún tiempo bajo la mirada de expertos. Es lo que dice el veredicto del juez Artigas, quien ya cerró el caso.