La temporada de la muerte ha comenzado en los extensos desiertos que cubren la frontera de Estados Unidos y México, al tiempo que miles de inmigrantes ilegales se arriesgan al sofocante calor y a cruzar un peligroso río en busca de una vida mejor.
Dieciocho inmigrantes ilegales mexicanos y centroamericanos murieron por asfixia y sofocación encerrados (junto a otras 90 personas) en el contenedor de un camión, que fue hallado el miércoles pasado en el estado norteamericano de Texas.
Fue un espantoso comienzo para un ritual anual en el que los inmigrantes ilegales, mal preparados para recorrer cientos de kilómetros a veces a pie, pierden la vida en su intento por llegar a Estados Unidos.
Muchos de sus cuerpos nunca logran ser identificados.
Nativos estadounidenses de la Nación Tohono O'Odham, en el sur del estado de Arizona, empiezan a encontrar los cuerpos perdidos de los inmigrantes dentro de su inmensa reserva cada primavera boreal.
"Esta es la temporada", dijo Darrell Rumley, administrador de un pequeño hospital en el territorio de su tribu. "La policía de la tribu encuentra los cuerpos de los inmigrantes en el desierto, muertos o vencidos por el calor. Sucede cada año".
Las temperaturas en el desierto de Arizona pueden alcanzar los 54 grados centígrados en el verano. En primavera, las noches frías se combinan con días de intenso calor, un severo castigo para cualquiera que se exponga a esos cambios climáticos.
Una noche de marzo, años atrás, más de 300 inmigrantes se presentaron en el hospital para ser tratados por exposición al sol, dijo Rumley.
Miguel Reyes, un funcionario de protección de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, ha visto innumerables casos de muertes tanto por calor como por frío. "Se ahogan. Mueren en el desierto de calor, mueren de hipotermia", dijo.
Tragedias ferroviarias
Encerrados por decenas en camionetas y camiones, los inmigrantes ilegales también mueren en accidentes automovilísticos o en las vías de ferrocarril. "Existe la creencia de que si cruzas el desierto, las serpientes no se van a acercar a las vías del tren porque están frías. Entonces, mucha gente camina sobre los rieles o duerme allí para protegerse de las serpientes. Cuando el tren viene, no lo escuchan", dijo Reyes.
Los registros de la patrulla fronteriza de Estados Unidos indican que, hasta el 12 de mayo, 80 personas originarias de México y América Central murieron en el año fiscal 2003, poco menos que los 99 decesos registrados en igual período del año pasado.
El nivel de mortalidad es superior al que muestran las estadísticas porque muchos de los cuerpos nunca son encontrados.
"Algunas personas creen que alguien muere cada día al cruzar la frontera, especialmente en la época más calurosa del verano", dijo Kathryn Rodríguez de la Coalición de Derechos Humanos, una agrupación activista con base en Tucson.
Rodríguez añadió que los inmigrantes eligen las rutas más peligrosas a través de montañas y desiertos a lo largo de la frontera de 3.200 kilómetros desde que Estados Unidos intensificó en 1994 la seguridad en la zona. El gobierno de México dijo que la reciente tragedia muestra la necesidad de una migración más ordenada.
Los proyectos para un acuerdo migratorio entre Estados Unidos y México quedaron estancados desde los ataques del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York y Washington. El acuerdo en el que se trabajaba podría haber legalizado la situación de millones de mexicanos que viven en Estados Unidos y, a la vez, facilitar la migración legal de mexicanos a ese país. (Reuters)