La doble falla del goleador Luis Rueda al malograr dos tiros penales (repitió por adelantamiento del arquero colombiano Robinson Zapata) dejó a Racing Club afuera de la Copa Libertadores en octavos de final, al perder 6 a 5 en definición desde los doce pasos, después de empatar 0 a 0 en los 90 minutos. El partido de ida jugado en Colombia había finalizado igualado en un tanto, por lo que esta paridad con marcador cerrado obligó a este final en el que los de Avellaneda terminaron de tirar por la borda toda una temporada de trabajo. Es que los albicelestes tenían todo a su favor para llegar a cuartos de final, por encima de sus compatriotas River Plate y Boca Juniors, que tendrán que cerrar sus respectivas series en las siempre peligrosas tierras brasileñas. Y esto ocurrió porque en definitiva Racing fue el del torneo Clausura de los últimos tiempos durante el período inicial y el de comienzos de ese certamen y la Copa Libertadores en la parte final. En los 45 minutos iniciales los dirigidos por Osvaldo Ardiles dividieron la pelota en la mitad de la cancha, carecieron de precisión en ataque y dieron algunas ventajas defensivas que no supieron aprovechar los colombianos. En el segundo período apareció el equipo pujante de los buenos momentos pasados inmediatos, aunque le siguió faltando el fútbol que antes generaban con fluidez Sixto Peralta, Mariano González, Diego Milito y compañía. Además, el por entonces siempre eficaz Luis Rueda ayer se enredó con la pelota cada vez que tuvo una situación favorable en las barbas del seguro arquero colombiano. Por eso la figura de su equipo y de la cancha fue Adrián Bastía, ya que no solamente presionó en el medio sino que también llevó a Racing adelante, aún con sus limitaciones de manejo a cuestas. Pero está claro que cuando en un equipo la conducción pasa por su número cinco, la claridad desaparece. Esto fue lo que le sucedió a un Racing cuya hinchada no copó el Cilindro. El ambiente pesimista, la repetición de dos penales (también debió reiterar su lanzamiento Luis Asprilla por adelantamiento de Campagnuolo) y el final con eliminación impensada, acabó con el sueño racinguista. Y la ilusión, una vez más, revivió los fantasmas de un pasado cargado de frustraciones, justo ante los Diablos Rojos colombianos.
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