En su función de volante por derecha, el volante tatengue Christian Giménez fue la figura de la cancha. Hizo la diferencia y fue un ejemplo de entereza, porque corrió y luchó como nadie. Además, los mejores momentos de Unión coincidieron con sus ratos de inspiración. Fue, por lejos, el jugador más desequilibrante. Un escalón más abajo del jugador de Boca, que está a préstamo en Unión, estuvieron el arquero Nereo Fernández y el defensor Marcelo Mosset. También fue decisivo el aporte de Rubén Capria, que convirtió un golazo. Por el lado de River no hubo una figura descollante. Apenas los trabajos correctos de los zagueros centrales Horacio Ameli y Martín Demichelis y los volantes Lucho González y Daniel Ludueña, el más claro de su equipo a la hora de tener la pelota en los pies. Sin embargo, una de las atracciones de la tarde era ver cómo respondía José María Buljubasich, que venía de una semana difícil decorada por un rumor de su posible abandono del fútbol, luego del gol que se había comido ante Chicago. Y el Tati acalló las críticas con una buena actuación. El ex arquero canalla estuvo atento, especialmente ante los centros de Unión. No tuvo nada que hacer en el gol de Capria y le tapó un mano a mano a Christian Giménez.
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