Cristián Pino parece haberse ganado un lugar en el equipo. Justo el día que volvió a ser titular después de 14 partidos (unos seis meses), el cordobés se mostró como una alternativa de ataque y cumplió aceptablemente en su función de carrilero que muchas veces debe aplicar sus servicios al rubro relevos. La última vez que el mediocampista que llegó a Central convocado por Menotti arrancó entre los 11 fue en la 17ª fecha del Apertura cuando Central perdió en Santa Fe con Unión y lo expulsaron. Después llegaron las cuatro fechas de suspensión y cierto olvido de Russo, o desinterés, para incluirlo en sus planes. Corrió mucha agua bajo el puente y las sucesivas defecciones de Emiliano Papa, a las que debe agregarse cierta animosidad de los hinchas auriazules, le otorgaron otra oportunidad. En realidad, la chance ya apareció en el segundo tiempo del partido ante Huracán. Esta vez parece dispuesto a no desaprovecharla. Al menos así quedó demostrado anoche. Se ganó un lugar para estar entre los candidatos para la trascendental visita a Córdoba, cuando se dispute la 13ª jornada justamente ante Talleres en el estadio Olímpico. Los regresos de Ferrari y Daniel Díaz aportaron rendimientos disímiles. Mientras el Loncho volvió a mostrar cierta falta de confianza en cada una de sus trepadas (tuvo una clara posibilidad para pegarle al arco y optó por el pase), el Cata se erigió en el jugador más sólido de su equipo y hasta se animó a tomar la lanza para enseñarle el camino a un equipo que no encontraba el hueco para vulnerar a la muy compensada línea de fondo del equipo del Viaducto.
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