En el fútbol el empate reparte los puntos equitativamente, pero gracias a las sensaciones se puede inferir el significado que tiene para cada uno. Desde ese punto se entiende cómo Gastón Esmerado y algunos de sus compañeros se abrazaron una vez que el árbitro Horacio Elizondo pitó el final. Y también cuando Luciano Figueroa se arrodilló casi en la mitad de la cancha, cerca del banco canalla, y apoyó la cabeza en el piso, como buscando explicación, al tiempo que la mayoría de sus compañeros dejaba la cancha con la cabeza gacha y en silencio. Una imagen de desaliento que se repitió casi de manera sistemática entre las casi 30 mil almas auriazules que se dieron cita en el Gigante. Es que para Central este empate significó un freno al crecimiento sostenido que venía mostrando en la tabla de los promedios y que incluso le había permitido empezar a ilusionarse con otros objetivos, como puede ser alguna copa internacional. Para Arsenal, un equipo humilde que tiene en el conocimiento de sus limitaciones una de sus mayores virtudes, se asemejó a un triunfo que le posibilita seguir alejándose de ese calvario llamado descenso.
El 0 a 0, que apenas estuvo amenazado por esa buena dosis de emoción que entregó el partido en algunos pasajes, fue la consecuencia lógica de un equipo que no pudo ante uno que no quiso. De un Central que no encontró la manera de quebrar el orden y la inteligencia de su rival y que por momentos equivocó los caminos ante un Arsenal que sólo tuvo como premisa llevarse un punto y que para eso apeló a armar dos líneas de cuatro y a una marca escalonada que le dio los resultados esperados por Burruchaga.
Un remate que se fue apenas desviado del Chelo Delgado en el primer tiempo, un cabezazo que le tapó Alejandro Limia a Figueroa cuando promediaba la segunda etapa y otra en la que no llegó Lucho, tras un desborde de Delgado, fueron las principales y escasas llegadas de un Central que tuvo amnesia y se olvidó de cómo generar fútbol.
Este fue uno de los déficits más pronunciados que mostró el equipo dirigido por Russo. Porque ni Mariano Messera ni el Mellizo Gustavo podían hacerse ejes del equipo. Mariano porque no tuvo la capacidad ni la movilidad necesaria para encontrar los espacios para desequilibrar. Y el Mellizo porque, pese a tener más libertad que su socio, tuvo una noche negra en la que anduvo peleado con la pelota. Una situación que apenas pudo ser disimulada cuando Russo mandó a la cancha a Pablo Sánchez en lugar del Mellizo, pero Vitamina nunca encontró socios en esa tarea y terminó en la telaraña que le propuso el equipo de Sarandí. Entonces, el Negro Quinteros manejaba el balón en el medio y en ofensiva pasó a depender casi exclusivamente de lo que pudiesen generar Ferrari y Pino por los costados y de sus delanteros, aunque el Chelo esta vez no pudo imponer su repertorio de gambetas y quiebres de cintura. Resultado: nunca tuvo claridad ni profundidad.
En el paladar a Central el reparto de puntos le dejó más desencanto que frustración, porque un triunfo le hubiese permitido engrosar su promedio y además meter de lleno a su rival en la pelea por conservar la categoría. Pero nada de eso aconteció. Arsenal se volvió a Sarandí con lo que vino a buscar, mientras que a Central le quedó una enorme desilusión por no haber podido dejar atrás a uno de sus rivales directos en la lucha por la permanencia.
Síntesis
R. Central 0: Gaona 6; Carbonari 6, Talamonti 5 y D. Díaz 7; Ferrari 5, D. Quinteros 5, Gvo. B. Schelotto 4 (67' P. Sánchez 5), Pino 6 y Messera 4 (72' Leonforte); C. Delgado 5 y Figueroa 5. Suplentes: Castellano, Papa y Mandra. DT: Miguel A. Russo.
Arsenal 0: Limia 6; D. Espínola 5, Ruiz 5, V. Molina 5 y M. Manrique 6; Cantero 6 (77' Grondona), Esmerado 5, Andrizzi 6 (85' C. Alvarez) y P. González 5; J. Morales 6 (85' A. Romero); S. González 5. Suplentes: Coldeira y Caruso. DT: Jorge Burruchaga.
Estadio: Gigante de Arroyito.
Arbitro: Horacio Elizondo (5).
Recaudación: $ 127.928.
Goles: No hubo.
Amonestados: Carbonari, Gvo. B. Schelotto y Figueroa (RC); Ruiz, Cantero y Romero (A).
Expulsado: 71' Talamonti (RC).
La Ciudad
