El candidato presidencial del Frente por la Lealtad, Carlos Menem, admitió ayer en Mar del Plata, por primera vez, que las encuestas para el ballottage lo están dando entre "10 ó 12 por ciento por debajo" de Néstor Kirchner, aunque confió en que remontará esa diferencia en los últimos días de campaña. Los dichos del riojano constituyen un episodio inédito ya que jamás había reconocido públicamente la posibilidad de la derrota. "Las encuestas, evidentemente, nos están dando un poco por abajo, no tanto como dicen algunos medios sino un poco, entre 10 ó 12 puntos, pero estamos pensando en remontarlo en los últimos días", sostuvo Menem durante una conferencia de prensa que ofreció en un hotel de la costa marplatense. A pesar de esos sondeos, aseguró que se considera triunfador. "Siempre me sentí ganador, toda mi vida, y en muchas oportunidades, cuando nadie daba ni cinco por mí, salí triunfante", comentó. Al referirse a los comicios del 27 de abril, Menem aclaró que "les guste o no les guste, hubo un ganador, uno a cero o diez a cero, pero hubo un ganador y fui yo, no sólo a nivel general sino también de la interna". El candidato del Frente por la Lealtad se reunió con fiscales de la 5ª sección bonaerense "para pedirles que controlen más estrictamente el acto electoral" del 18 de mayo. Menem fundamentó esa postura en que "hay denuncias por todas partes" sobre hipotéticas irregularidades en las elecciones del 27 de abril. "Incluso, al presidente interino, a su salida del Vaticano, un periodista le preguntó si existía la posibilidad de fraude y él afirmó que sí, y eso se dio", dijo Menem. Por otra parte, Menem juzgó que "hay un exceso de triunfalismo de su parte y eso se le puede volver en contra", al hacer mención a las visitas que realizó Kirchner a otros presidentes, como el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y el chileno Ricardo Lagos (ver página 10). El ex presidente denunció que todo el aparato estatal respalda a Kirchner, mientras que el frente que encabeza junto a Juan Carlos Romero, "prácticamente sin recursos, hizo una campaña muy dura, que yo calificaría como una verdadera epopeya, porque triunfar en contra de todo ello y de la campaña que se armó en contra nuestra es una epopeya". Para bajarle el precio a su rival en el ballottage, Menem dijo que "el poder del doctor Kirchner no es suyo sino que le deviene del gobierno", por lo que no descartó que "pueda terminar anticipadamente" su mandato, "como ocurrió con Fernando de la Rúa". De presentarse una circunstancia similar, Menem afirmó que haría "todo lo posible y lo imposible para que no ocurra ello, lo mismo que hice con el doctor De la Rúa". En caso de acceder a un tercer período presidencial, Menem indicó que aplicará, con respecto a sus anteriores mandatos, "un más estricto control del gasto público". "Ahí, evidentemente a partir del crecimiento que tuvo nuestro país, fue conveniente ir adecuando las estructuras del Estado, por eso las grandes rutas, las grandes obras públicas que realizamos", señaló. Dijo que cuando asumió su primera presidencia "había 60 millones de dólares, según dicen algunos, en el Banco Central; otros hablan de 300 millones y realizamos 84 mil obras públicas. No obstante, cuando nos fuimos, dejamos de reservas más de 30 mil millones de dólares". También manifestó que el resultado electoral del 27 de abril demuestra que tiene más poder que el presidente Duhalde, a quien acusó de tenerle "un odio atroz, feroz... Y yo al odio le contesto con afecto, cariño, amor". Menem estuvo acompañado por Paola Spátola, Rogelio Frigerio (n), Francisco de Narváez, Diego Estévez y Carlos Torres, "quienes van a integrar el gabinete en los temas de Seguridad, Economía, Trabajo y Acción Social, los temas más candentes de la actualidad del país", según indicó el candidato. En forma paralela, el menemismo denunció el uso "clientelar" de los planes sociales en la provincia de Buenos Aires a favor de Kirchner y, en ese sentido, advirtió que "se está tomando lista a beneficiarios de los programas jefes y jefas de hogar, de cara a la elección del 18" de mayo. La denuncia la efectuó el empresario De Narváez, quien afirmó que esta maniobra "es algo indigno para los argentinos" y advirtió que "con el sufrimiento y con el hambre no se debe hacer política". El posible ministro de Desarrollo Social en un eventual gobierno menemista dijo que tenía un "encargo específico del presidente Menem (sic) en cuanto a transmitir con toda claridad que no vamos a hacer política en el uso de los planes sociales". "Tenemos absoluta convicción y certeza, y ha sido denunciado por una organización internacional de prestigio, de que se está haciendo clientelismo político en la provincia de Buenos Aires", reforzó el empresario.
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