La Zona Bajo Paraná de la Prefectura tuvo el peso de asistir a los inundados las primeras horas del desastre, "desde el minuto cero", como dijeron jefes de la fuerza que tiene destacados unos 600 hombres de distintos destinos del Litoral, 32 embarcaciones, cuatro helicópteros y un avión para emergencias estacionado en Sauce Viejo. También el Ejército, la Marina y la Gendarmería tiene personal destacado en la zona para brindar seguridad y asistencia a los damnificados. Los pilotos de helicóptero volaron hasta cinco horas diarias (eso supone estar aprestados unas diez horas) cada uno para llevar agua mineral y comida a los inundados. En no pocas oportunidades las pequeñas aeronaves fueron sometidas a circunstancias extremas para posarse sobre los techos, y también para llevar médicos que vacunaran a los inundados en algunas zonas accesibles sólo por aire. "Las primeras veces, la gente corría hasta el helicóptero y lo rodeaba completamente para pedir comida y agua. Después, como sabía que volveríamos comenzó a estar más tranquila", dijo uno de los pilotos. Los inundados que siguen en los techos tienen agua y alimentos para prepararse las comidas. Pero no es sencillo: tienen que conseguirse garrafas o madera para encender fuego y cocinar, de otra manera no podrán comer. La noche suma riesgos. La oscuridad es total y apenas la luz de algunas linternas tajean la negrura para ver de dónde vienen los ladridos de los perros y por qué. Y en estos días, el frío agrega más inclemencia a la desolación.
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