"Sentimos que nos quisieron ahogar como ratas, por eso no voy a perdonar mientras viva a (el intendente) Marcerlo Alvarez porque nos dijo que el agua no iba a llegar al barrio. Me lo dijo a mí. Pocas horas después el agua superó 30 centímetros el techo de mi casa. Si le hubiera hecho caso, hoy mi familia y yo, pero también miles de vecinos más, estaríamos ahogados como ratas".
A Gabriela Guinter, como a casi todos los inundados, se le quiebra la voz y le saltan las lágrimas. Pero las suyas expresan la rabia contenida que la llevó a pararse, junto a algunos vecinos, en la avenida que lleva al puente que cruza a Santo Tomé con un cartel que señalando a su barrio inundado lo llama, irónicamente, "Complejo Termal Marcelo Alvarez".
Con sus 32 años a cuestas, esta mujer de clase media que lo ha perdido todo es, por partida doble, un testimonio singular. La totalidad de sus parientes, cualquiera sea el grado, están inundados y en su caso haber tenido a alguien no afectado por el agua -como dice con una amarga mueca que intenta simular a una forzada sonrisa- "habría sido una excepción". Pero ni eso tiene, sólo la ropa que lleva puesta y una bronca que la ahoga.
En cambio, Gabriela tiene un responsable identificable a quien acusar de su drama. Algo que, paradójicamente, la convierte en una suerte de privilegiada entre más de 130 mil santafesinos afectados a los que nadie les dijo: "Huyan porque se ahogan". Con sólo estas cuatro palabras, entiende Gabriela, "se habrían evitado las muertes".
"En cambio, ¿qué me dijo Alvarez? Que me quede. ¡Si será hijo de perra! Si no tenía idea, al menos se hubiera callado la boca. Pero no. El desgraciado inútil encima pretendió retarnos diciéndonos que no anduviéramos alarmando a la gente. El es el principal responsable de esto. No tal vez de la inundación, pero de algo mucho, muchísimo, más grave: las muertes de nuestros vecinos. No tengo dudas que se hubieran evitado o serían muchas menos si el intendente hubiera dicho lo contrario a lo que nos aconsejó".
La mujer le cuenta entre sollozos a La Capital que el lunes (28 de abril) "cerca de las 23 recibimos un llamado telefónico alertándonos. Fuimos a ver cómo se venía el agua en el terraplén y había autoridades del municipio. Estaba el intendente Alvarez que nos dijo que a barrio Chalet no iba a llegar el agua, que nos quedásemos tranquilos y que no inquietáramos a la gente. Pero nosotros vinimos muy asustados, quisimos avisarles a nuestros vecinos más allegados para que comenzáramos a sacar las cosas pero por la radio las autoridades empezaron a decir que nosotros estábamos alarmando a la ciudad y ellos hicieron caso, obviamente, a la autoridad, no a nosotros. Entonces nos quedamos tranquilos".
"El martes a la mañana -continuó- teníamos el agua en el barrio. A las 15 de ese día, superaba el metro pero la gente seguía estando en su casa siempre esperando porque decían que no era para alarmarse. Y eso lo decía la gente que nosotros votamos, que está a cargo del municipio. La responsabilidad que ellos tienen para nosotros es total. Creemos que nos quisieron ahogar como ratas, eso es lo que sentimos".
Gabriela es una mujer decidida a la que no se convence fácilmente. "Logré sacar a mi familia a las tres y media de la mañana del miércoles (30 de abril), porque el celular de mi hermana todavía funcionaba y llorando me avisó que los tapiales estaban reventando por la fuerza del agua. «Por favor sacanos o nos ahogamos», me suplicaba. Y no era el grito de mi hermana, era el de todo el vecindario. Todos gritaban, fueron escenas terribles. Les puedo asegurar que quienes las vivimos no las vamos a olvidar mientras vivamos", reflexionó.
La mujer dijo: "Hace una semana de esto y mi hermana todavía no puede dormir. Mi papá cuando cierra los ojos escucha lo mismo, todos estamos muy afectados por esto. El agua arrasó todo, a tal punto que hubo gente que se tiró a huir nadando pero se los tragó la corriente".
Gabriela, con la misma determinación, ingresa al tema vedado. "Todos los días tenemos con facilidad tres o cuatro vecinos conocidos muertos. Chicos, mucha gente grande que ha quedado encerrada. Están diciendo que hay 22 muertos identificados. En nuestro barrio sacamos tres o cuatro por día, así que imaginate lo que debe ser la suma de todos los barrios inundados. Hoy nos enteramos de que están por habilitar el Frigorífico Recreo para llevar a los muertos que no tienen identificación. Eso habla a las claras de que no son una veintena los muertos o de que esperan que sean muchos, muchísimos más".
-¿No cree que la sospecha de que las víctimas serían ya más de las que dice la policía es producto de la psicosis postrauma que está creando leyendas urbanas?
-"No, no y no. ¿Sabe por qué no? Porque yo vi cuando sacaban a nuestros vecinos. No son 20 los muertos. Pueden ser esa cifra los que están identificados. Pero es mentira que todos los muertos sean 20. Es más, la misma noche (del martes) los buzos tácticos tenían un colectivo lleno de cadáveres. Yo lo vi, yo lo viví".
-Esta usted formulando un cargo muy serio y esta nota se publicará con su nombre, apellido y foto.
-"No hay problema. ¿Vos creés que algún político, que el intendente Alvarez, vino a ver esto? Encima esta situación da un poco de asco porque ya se está manejando políticamente. Ahora hablan de desalojar las escuelas para que vayamos a votar".
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La Ciudad
