Eduardo Caniglia / La Capital
En lo que parece ser una saga de ataques de un grupo piromaníaco, cinco vehículos fueron incendiados entre la madrugada del domingo y la de ayer en el barrio Carlos Casado. Los atentados en serie parecen estar conectados y, según indicaron algunos vecinos, se registraron en un perímetro de unas tres cuadras, comprendidas entre los pasajes Berlín y Londres y las calles Saavedra y Deán Funes.
Ya eran las 2 del domingo cuando el estallido de un cristal de un auto sacudió a Emilio, que estaba viendo una película en su casa de pasaje Londres 3385 (Suipacha al 3400). El muchacho creyó que le estaban robando su Fiat 128 Europa, modelo 79. Cuando llegó al umbral pudo ver a través del vidrio una llamarada. "Pensé que estaban quemando basura y salí de curioso", explica. Pero apenas atravesó la vereda vio que el fuego envolvía a su auto.
Emilio no pudo ver a los agresores, aunque presume que abrieron una de las puertas y tiraron un elemento combustible dentro del vehículo. Luego el fuego se propagó y provocó el estallido de los cristales. Ayer a la noche el Fiat 128 tenía la luneta destrozada y el techo, las puertas, el tablero y el tapizado carbonizados.
Como pudieron, el muchacho y sus familiares apagaron las llamas con "baldes de agua". Emilio no sólo se lamentaba por el atentado sino también por el perjuicio económico que le ocasionó. "El auto no tenía seguro, y además, lo tenía vendido", se quejaba.
A una cuadra, hacia el sur en diagonal, sobre el pasaje Berlín al 3400 vive Juan Carlos Marotta, un fletero que se gana la vida transportando mercadería en un viejo camión Ford 7000. En la madrugada del domingo, miraba la pelea de Oscar de La Hoya. Eran las 2 cuando un "ruido seco" lo sobresaltó. Salió rápido a la calle, aunque no imaginaba lo que se encontraría segundos después: el vehículo ardía en llamas.
Con rapidez, junto a un vecino, echó mano a dos mangueras y a un extinguidor. Y sofocaron el fuego. "Cuando llegaron los bomberos ya no había más llamas, porque se equivocaron de dirección y apagaron el otro auto quemado", dijo con resignación. De los damnificados por los ataques, Marotta es el único que parece tener una pista cierta acerca de los autores de los atentados. "Una chica que venía de bailar vio a dos hombres que iban en moto con una botella con mecha". Entonces, el transportista supone que los piromaníacos utilizaron un bomba Molotov casera.
Al Ford 7000, el fuego le calcinó la cabina, el asiento y el parabrisas. Marotta también sufrió una pérdida económica porque el vehículo quedó inmovilizado. "Hace dos días que no puedo trabajar. Todo este tiempo me la pasé arreglando el camión y el seguro no me cubre", se lamentó el chofer.
Marotta se quejó de la inseguridad que azota al barrio y consideró que "hay algo extraño" detrás de los casos. "No es un hecho aislado. La policía no actúa, a pesar de que lo denuncié en la comisaría 18ª", dijo.
A tres cuadras de allí, en Déan Funes al 3000, una vieja renoleta blanca R4 del año 77 está estacionada enfrente de una fiambrería. El techo y el interior del rodado están carcomidos por el fuego. Su propietario, Horacio Escobar, sale al encuentro de La Capital. Eran las 3 de la mañana de ayer cuando un fuerte olor a humo lo despertó. Cuando las llamas ya habían invadido al vehículo, quiso apagar el fuego. "Usamos baldes de agua, pero ya era tarde, aunque los bomberos llegaron rápido". Escobar señaló que no denunció el caso en la 18ª "porque en este barrio la policía no existe".
Cuando logró aplacar las llamas, Escobar pudo ver a un "bidón con combustible" tirado delante del auto. Según indicaron los vecinos, otros dos vehículos aparecieron incendiados en otros dos sitios: una camioneta, en el cruce de Saavedra y el pasaje Berlín y otro vehículo, en Gaboto y avenida Francia. Sin embargo, en la comisaría 18ª indicaron que solamente se denunciaron dos de los casos .
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