Recientemente, la Asociación Americana del Corazón (AHA) dio a conocer un informe anunciando que se ha demostrado en estudios epidemiológicos y clínicos que los ácidos grasos (Omega 3) reducen la incidencia de enfermedad cardiovascular (CVD). Esto significa que los individuos en riesgo de enfermedades cardíacas (CHD) se benefician con el consumo que se encuentran en alimentos marinos o derivados de plantas. El Programa de Prevención del Infarto en Argentina de la Universidad Nacional de La Plata (Propia-UNLP) se encuentra trabajando en el proyecto "Alimentos funcionales" basado en la modificación de la composición lipídica (grasas y aceites) de alimentos de consumo masivo. Significa el reemplazo de las grasas saturadas o hidrogenadas presentes en los alimentos por grasas insaturadas. Esta modificación en las grasas utilizadas en la producción de alimentos se debe a estudios que demuestran que el colesterol no es la única grasa (lípido) presente en los alimentos, sino que existen al menos tres tipos más de grasas: saturadas, hidrogenadas e insaturadas. Estas se ubican dentro de lo que se conoce como "grasas malas" o indeseables, ya que su consumo aumenta el colesterol de nuestra sangre; en cambio, la grasa insaturada (Omega 3, 6 y 9) es reconocida "grasa buena" por ser beneficiosa para la salud humana.
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