Año CXXXVI
 Nº 49.823
Rosario,
viernes  25 de
abril de 2003
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A dos días de votar. El papá prefiere a Néstor Kirchner para el bautismo
Es ahijado de Frondizi y ahora el nuevo presidente apadrinará a su séptimo hijo
El chiquito se llama Alexis, tiene tres meses y como su padre seguirá la tradición que lo liga a un jefe de Estado

Pablo R. Procopio / La Capital

Alexis no entiende, ni sabe. Por ahora, básicamente toma la teta y suele llorar seguido. Aunque se portó de primera para la foto de La Capital, como un duque. Claro, tiene 3 meses. La historia del bebito parece igual a la de muchos, sin embargo él tiene una particularidad: es el séptimo hijo varón de la familia de Oscar Batalla y su padre aspira a que, como dice una ley nacional, el presidente sea su padrino. Oscar conoce bien qué significa eso: también nació con el siete (por orden de aparición) antecedido por hermanos varones, y en 1958 lo apadrinó el ex primer mandatario Arturo Frondizi. En cuanto a Alexis, está rodeado de otra circunstancia especial: a pocos días de las elecciones, nadie sabe qué presidente le tocará en suerte, aunque a su papá le gustaría que sea Néstor Kirchner, según le confió a este diario. Es más, en tren de pálpitos se animó a decir que de todos los candidatos, no sería de su agrado ser compadre de "la gorda (Elisa) Carrió".
En rigor, Oscar (44) tiene 8 hijos: Mariela (20), Claudio (18), Walter (16), Gustavo (13), Omar (10), Luciano (7), Javier (3) y el chiquitín Alexis. El jefe de la familia vive con Marta (38) hace 23 años, siempre en una humilde casita de la zona sur.
La vivienda está en un pasillo de un barrio pobre, tiene tres piezas y un patio que, como ayer, se embarra cuando llueve. Por ahí, hay chicos y perros que van y vienen todo el día. Mientras, Oscar busca trabajo.
Desde hace tres meses está desocupado; es albañil. Pero sus tres hijos varones más grandes son empleados de una verdulería y el sustento del hogar.
Hay algo que está claro y Oscar no lo niega. La posibilidad de acceder al padrinazgo de un presidente, "sería una ayuda" económica importante. Por lo menos, lo fue para él en su Loreto (Santiago del Estero) natal.
Hasta los 14 años, en cada cumple llegaba una "encomienda" con zapatillas Flecha, alpargatas blancas, camisas, remeras y pantalones: el regalo de Don Arturo (presidente en el período 1958-1962 y fundador del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), a quien nunca conoció. "Jamás me vino a ver", se lamentó. El envío alcanzaba también para sus hermanos.
Ahora, en cambio, confía en que su hijo más chiquito sí pueda conocer a su padrino. "Me gusta Kirchner", dijo un tanto reticente, porque lo ve como continuador del gobierno de Eduardo Duhalde, sobre quien en realidad tiene predilección. Aunque, no cree que llegará a bautizar a su hijo antes que el actual jefe de Estado deje su mandato.
Oscar es sincero, reconoce que "sería un honor que el nene fuera ahijado del presidente", pero le importa más ilusionarse con una asistencia económica, incluso con la posibilidad de que él mismo pueda conseguir trabajo. Pero, si el delfín de Duhalde no llega, se conformaría "con cualquiera" con tal de mejorar la calidad de vida. Aunque, está convencido de que no le gusta Carrió. A tal punto se niega a imaginarla presidenta que ya eligió a la madrina de Alexis, como una expresión de deseo. "No va a llegar", auguró sobre la candidata del ARI.
El papá se emociona cuando habla de sus hijos. "Estoy orgulloso, me ayudan a mantener la casa y van a la escuela", confiesa. Y a la hora de responder sobre las expectativas puestas en el recién nacido, contesta con simpleza y convicción: "Que sea el mejor". Marta, la madre, quiere que Alexis estudie y que después pueda elegir su propio camino en la vida. En tanto, el mayor de los varones asegura estar "contento por tener un hermanito que va a ser el ahijado del presidente". El adolescente se muestra transpirado; dejó el trabajo algunos minutos para sacarse la foto que propuso La Capital.
Cada día que pasa es difícil para la familia, cuyos integrantes admiten ser peronistas. Oscar espera "un cambio con Kirchner" y da la sensación de estar convencido de que "algo va a arreglar".
La interna de Duhalde y Carlos Menem sirvió para que su simpatía girara hacia el actual mandatario. Cuenta que lo conoció personalmente durante un acto del riojano en el Salón Naranja cuando los ahora enemigos, eran compinches. Pero el tiempo y la política hicieron que hoy ya no simpatice con el hombre de Anillaco. Menos con los ideales de su padrino Frondizi con quien -según confesó- jamás tuvo alguna relación partidaria.
En la casa de los séptimos hijos varones saben de las historias tejidas sobre el tema (ver aparte). "Son sólo eso", dijo Oscar al ahuyentar la posibilidad de que él o su hijo puedan convertirse en lobizones. Hasta el momento a ninguno le aparecieron pelos o colmillos. Pero, la mayor de los Batalla aprovechó para bromear sobre aquello que cuenta la leyenda: "Papá se despierta de noche", advirtió. Oscar sonrió; no puede evitar que lo gasten.
El hombre tampoco evitó tener tantos hijos, por eso se la banca. Aunque, ahora dice que pondrá punto final a la procreación: "Se cerró la fábrica", remató.

Los séptimos de la Argentina incierta
Uno de los últimos casos en que el presidente de la Nación tuvo que apadrinar al séptimo hijo varón de una familia, fue insólito. En Santiago del Estero, una joven dio a luz a su hijo justo en diciembre de 2001, en medio de la incertidumbre política que había comenzado con la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa, por lo que el niño estuvo varios días sin nombre ni padrino.
El pequeño había nacido el miércoles 26 de diciembre en el hospital regional Ramón Carrillo, tres días después de que el puntano Adolfo Rodríguez Saá asumiera como presidente interino. La insólita situación que le tocó vivir a esta familia del humilde barrio San Fernando se complicó en la noche del domingo con la renuncia de Rodríguez Saá, dado que el niño que ya tenía cinco días de vida aún no había sido anotado en los registros oficiales con un nombre de pila ni tampoco podía ser bautizado con un presidente seguro.
Lo primero que se comentó en la sala de maternidad fue que será "ahijado del presidente" y la madre anunció que quería "que se llame igual que él". Es más, durante los últimos meses de embarazo la madre había decidido llamarlo Fernando, en honor al radical de la Rúa. Pero su renuncia y los sucesivos cambios políticos hicieron que el niño sea nombrado Adolfo. Finalmente, se llama Eduardo, como su tocayo Duhalde.



Los Batalla están a la espera del padrino del bebé Alexis. (Foto: S. Suárez Meccia)
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