Año CXXXVI
 Nº 49.822
Rosario,
jueves  24 de
abril de 2003
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La apatía, el lugar común de los rosarinos

Daniel Leñini / La Capital

"Me siento obligado; es como que voy a votar para que me sellen el documento", dice Walter Pinchetti, oriundo de San Nicolás, mientras hace las compras en un negocio. "Sabe aparte lo que veo: que mucha gente no va a votar en blanco para no beneficiar al primero. Se aprendió rápido eso", dijo el hombre.
Las horas previas al cierre aparecen inusuales en Rosario. Ayer, a cuatro días de la elección, siguieron sin alumbrar los puestos y mesas de atención que generalmente montan los partidos en peatonales, seccionales y unidades básicas. Las opiniones hubo que buscarlas en mesas de café, quioscos, taxis, oficinas y comercios.
"No podemos creer lo que estamos viendo", dicen Adriana Basiglio y Hugo Pérez. Se trata de un matrimonio que hace seis años se fue a vivir a las islas Canarias y ahora está de visita. "La gente sigue triste, los jóvenes sin futuro, todos caras arrugadas repitiendo que no tienen plata para pagar la luz o el gas. Esa no es la vida. Y encima sin ganas de votar; en España todos se desviven por castigar a Aznar en las legislativas de mayo", comparó la mujer.
La ausencia de agrupaciones partidarias en la calle quedó patentizada en la falta de boletas electorales el paisaje cotidiano. Salvo algunas excepciones, aún no hubo reparto de votos en la ciudad.
Emeterio Pastor, ex presidente del Concejo Municipal y viejo militante radical, opinó que "esto nunca se vio: no hay movimiento, no parece que se esté a cuatro días de las elecciones".

Indecisión que asombra
"Pero además la indecisión de la clase media es lo que asombra -agregóPastor-. Muchos no saben a quién votar y otros no lo quieren decir. Para mí es imposible anticipar el resultado", consideró. De todas maneras arriesgó que "habrá un golpe durísimo para la estructura del partido (radical)".
Luis Di Battista,empleado de un negocio en San Luis y Sarmiento, dijo que "la gente está en ayunas, no sabe a quién ponerle el voto; y entre quienes decidieron, el 30 por ciento está con Menem". Natalia Landeros, compañera de trabajo, celebró no tener que votar por nadie porque es chilena.
A media cuadra de allí, en el bar Donal, el mozo Alberto dijo que "esta semana en las mesas se habló un montón de política. La mayoría está con López Murphy y Lilita Carrió; vienen muchos viajantes, jubilados, profesores, que al Patilla no lo quieren", señaló.
Onofrio Sime, quiosquero en peatonal San Martín casi San Luis, opinó que "en cualquier elección pasada el clima era distinto, la gente estaba un poco más contenta, ahora en cambio se la pasa insultando a los políticos". Consultado acerca de las preferencias, fue tajante: "El que sabe a quien votar no te lo dice. Todo el mundo se hace el otario".
A 50 metros del quiosco, en la esquina de Rioja y San Martín, el vendedor ambulante Héctor J. expresó un testimonio coincidente con el que inició esta columna: "Hay que votar para no tener problemas, el sellito en el documento... Si no, la mitad de la gente no va"


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