Alejandro Cachari / La Capital
"Los cobardes esos de las barras se drogan para tener coraje. Se escabian para subir a un micro. Falopa, armas... Todo ocurre porque no están en su sano juicio. Imagínese, cómo no van a pasar estas cosas con los ejemplos que vienen de arriba. El candidato a Jefe de Gobierno de Capital Federal está acusado de contrabando y encima quizás gane; estoy hablando de (Mauricio) Macri. Entonces, cuáles son los ejemplos, pero ya me estoy yendo para otro lado. Lo que pasa es que a él yo le tengo bronca porque vino al fútbol a ganar dinero, no vino a luchar por su club". Desde adentro y desde afuera. Raúl Pistola Gámez, el presidente de Vélez, aquel barra brava de la década del 70. El dirigente que propone cerrar el ingreso de los visitantes a las canchas para terminar con la violencia siente muestra síntomas de abatimiento, pero igual pelea por una solución. La pelea siempre estuvo vinculada a su vida. "Se nos van de las manos. El otro día hubo un incidente en el partido con Banfield y no cobré porque me conocen y mis hijos tienen amigos allí. Si no me hubieran dicho «correte viejo pelotudo». Si no hacemos algo de raíz es imposible. El futuro campeonato debe empezar de otra forma. Les aseguro a los clubes que van a mejorar los ingresos porque no van a pagar operativos policiales, van a tener abonados. El primer año pagaremos las consecuencias, pero la televisión nos va a dar mayores posibilidades. El día que Central juegue contra Boca o River se va a poder ver en todos lados y el club recibirá su porcentaje de acuerdo al pay per view (pague para ver). Hay que hacerlo. Si los que manejan la TV quieren ganar plata, que lo hagan de esta manera. La idea no es tan loca como parece cuando uno la escucha por primera vez". Desde su despacho en la sede de Vélez, Gámez dialogó con Ovacion sobre las modificaciones que él propone para acabar con la violencia en el fútbol. Desde su puesto de dirigente, pero con los conocimientos de un ex barra brava. "Esto es un drama. Desgraciadamente nos ponemos a analizar las cosas cuando ya pasaron. ¿Sabe qué pasa? No hay muchas alternativas. Hay que hacer algo terminante, tajante. Me parece que lo más apropiado es que la parcialidad visitante no presencie el partido. Que se televisen todos los encuentros. Eso permite que no exista el traslado de hinchas, que se reduzcan los gastos de un operativo gigantesco. En Rosario, por ejemplo, tienen hinchas locales suficientes para llenar la cancha y que estén todos sentados. Los simpatizantes de Newell's o Central van a poder caminar por las calles sin problemas con sus hijos vestidos con camisetas. Hay que desarrollarlo más profundamente y ver qué pasa; es un intento. Por lo menos nos vamos a quedar con la tranquilidad de que no van a existir los pillos que venden entradas, los barras no van a poder decir que hacen falta para defender a la institución. Todo eso se acabaría. A Rosario van 500 hinchas de Vélez. Lo de Central aquí fue anormal. Generalmente se pierde plata, pero lo fundamental es erradicar a esta gente".
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