Año CXXXVI
 Nº 49.821
Rosario,
miércoles  23 de
abril de 2003
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Frente a la adversidad

Rubén Zukerfeld analizó la situación argentina desde la vulnerabilidad. "Si se observan los sucesos vividos por los argentinos se advierte que en el país la situación es traumática desde hace tiempo. Se arrastran resabios de la dictadura militar y del terrorismo de Estado, además de la catástrofe económica. Esto se junta con el deterioro enorme de la calidad de vida: la mitad de la población está bajo el límite de la indigencia", dijo el psicólogo.
"El tercer punto -las redes vinculares- es muy interesante para analizar, por cuanto en el país éstas se fortalecieron. Se produjo la revalorización de la solidaridad, generándose movimientos de autogestión que disminuyen la vulnerabilidad, así como nuevas prácticas de participación social".
"Si bien en Argentina la crisis se asocia al empobrecimiento de la condición económico-social, merece destacarse el cambio que se está dando desde las redes de sostén", agregó. Esto se conoce como "reciliencia", que en psicología se entiende como la capacidad del ser humano de sacar de sí lo mejor en épocas de crisis.
"Una investigación hecha en Hawai mostró la evolución de chicos que habían sido maltratados y que habían vivido en pésimas condiciones vitales. Los psiquiatras predijeron que iban a tener enfermedades mentales. Pero, se llevaron la sorpresa que muchos habían tenido una buena evolución. El estudio demostró que esto se dio porque, si bien los chicos era altamente vulnerables, habían encontrado personas sustitutas con quienes establecer vínculos de confianza, se habían sentido queridos, comprendidos. La existencia de estos vínculos les cambió el destino.
Desde entonces se considera que por más que las circunstancias sean adversas, existe en todo ser humano un potencial que se desarrolla a partir de la vinculación con otro. Esto mismo ocurrió en la Argentina. Se generaron nuevas ideas sobre cómo enfrentar la crisis a partir de la creatividad que surge del contacto con el otro.
Esto también se utiliza en los tratamientos para las enfermedades, donde lo que se busca es mejorar la evolución y la calidad de vida, es decir, promover los factores de reciliencia. Al desarrollar la creatividad aumentan los factores protectores.
Al recibir el diagnóstico de una enfermedad, especialmente aquellas que son crónicas como la diabetes o el cáncer, el paciente puede tomarlo con dos actitudes: convertir el asunto en un suceso traumático, o en una cuestión por superar. En el primer caso, la persona no se predispone a mejorar, y los tratamientos tienen peor evolución. Aquel diagnóstico se convierte en un destino fatal.
Ante la segunda opción, se asume como un desafío. Refuerza los vínculos, disminuye su vulnerabilidad y seguramente mejorará su tratamiento. El peor enemigo es la depresión porque bajan las defensas. En cambio quien asume la enfermedad como un desafío despertará en sí mismo capacidades insospechadas que le permitirán sobreponerse, y si bien no se puede hablar de curación, seguramente el tratamiento evolucionará mejor.


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