El Vaticano. - El Papa Juan Pablo II lanzó, en su mensaje de Pascua, un llamamiento por la paz en Irak para evitar "enfrentamientos culturales y religiosos". El Sumo Pontífice, quien celebró su Pascua número 25, pidió que se ponga fin "a la cadena de odio" que amenaza a la humanidad al inicio del nuevo milenio "trágicamente manchado por conflictos y actos de violencia". El Papa reclamó que se movilice "una reconstrucción solidaria" de Irak.
"¡Paz en Irak! Que con la ayuda de la comunidad internacional, los iraquíes se conviertan en protagonistas de una reconstrucción solidaria de su país", expresó el Pontífice ante cerca de 40.000 peregrinos de todo el mundo, entre ellos muchos latinoamericanos, que asistían a la misa de Pascua en la plaza de San Pedro. "Paz en las otras regiones del mundo, donde guerras olvidadas y conflictos solapados provocan muertos y heridos entre el silencio y el olvido de no poca parte de la opinión pública", denunció el jefe de la Iglesia Católica.
"Con profunda tristeza pienso en las huellas de violencia y de sangre que no parecen tener fin en Tierra Santa. Pienso en la trágica situación de no pocos países del continente africano, qué no puede ser abandonado a su suerte", recordó. "Tengo bien presentes los focos de tensión y los atentados a la libertad del hombre en el Cáucaso, en Asia y en América latina, regiones del mundo queridas igualmente por mí", afirmó el Papa con voz clara y firme.
Juan Pablo II se mostró asimismo preocupado por la relación entre el cristianismo y el Islam. Hay que impedir, dijo en una abarrotada plaza de San Pedro, que la guerra conduzca a un "conflicto dramático entre las culturas y las religiones".
"Que se trunque la cadena de odio"
"Que se trunque la cadena del odio que amenaza el desarrollo ordenado de la familia humana. Que Dios nos conceda ser liberados del peligro de un dramático choque entre las culturas y las religiones", agregó Juan Pablo II, cuyo discurso fue interrumpido varias veces por los aplausos. "Que la fe y el amor a Dios hagan a los creyentes de cada religión valientes artífices de comprensión y perdón, pacientes constructores de un provechoso diálogo interreligioso, que inaugure una era nueva de justicia y de paz", auspició el jefe de la Iglesia Católica, al festejar la resurección de Cristo, una de las festividades más importantes para los católicos.
Juan Pablo II, que empleó una silla especial para desplazarse con un mecanismo sofisticado para subir y bajar, celebró todos los ritos de la Semana Santa iniciados el Jueves Santo. El viernes improvisó por cerca quince minutos un discurso sobre la vida y la muerte al término del tradicional Vía Crucis nocturno en el Coliseo de Roma.