Año CXXXVI
 Nº 49.817
Rosario,
sábado  19 de
abril de 2003
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El recuerdo de un horror sin fin

El término Holocausto se refiere al período comprendido entre el 30 de enero de 1933, fecha en que Hitler es nombrado canciller de Alemania, hasta el 8 de mayo de 1945 (El Día de la Victoria), cuando finaliza la guerra en Europa. Resulta imposible saber con exactitud el número de víctimas judías; no obstante, las estadísticas indican que el total superó las 5.860.000 personas. Las autoridades en general aceptan la cifra aproximada de seis millones.
Además, se calcula que unos cinco millones de civiles no judíos fueron asesinados durante la Segunda Guerra. Entre los grupos de personas asesinadas y perseguidas por los nazis y sus colaboradores se encontraban gitanos, serbios, miembros de la inteligencia polaca, luchadores de la resistencia de todas las nacionalidades, alemanes que se oponían al nazismo, homosexuales, testigos de Jehová, delincuentes habituales, y "antisociales" como por ejemplo, limosneros, vagabundos y prostitutas.
Todas las comunidades judías de la Europa ocupada sufrieron pérdidas durante el Holocausto. Se persiguió a las comunidades judías del norte de Africa, pero los judíos de estos países no fueron ni deportados a campos de concentración ni asesinados en forma sistemática.
Según los activistas judíos y especialistas del Centro Simon Wiesenthal, la reacción de los Aliados ante la persecución y exterminio de los judíos de Europa no fue las más indicada. Recién en enero de 1944 se estableció una agencia, el Comité para Refugiados de Guerra, con el fin de salvar a las víctimas de la persecución nazi. Con anterioridad a esa fecha se hizo muy poco al respecto. El 17 de diciembre de 1942, los Aliados publicaron una declaración en la que reprobaban las atrocidades realizadas por los nazis en contra de los judíos, pero ésta fue la única de su especie formulada con anterioridad a 1944.
Otras medidas prácticas no implementadas se relacionaban con el problema de los refugiados. Millares de judíos intentaron ingresar a los Estados Unidos, pero la rigurosa política inmigratoria estadounidense se los prohibió. Incluso no se otorgaba la cantidad relativamente pequeña de visas autorizadas, a pesar de que el número de solicitantes solía ser varias veces mayor que el de lugares disponibles. Las conferencias que tuvieron lugar en Evián, Francia (1938) y Bermudas (1943) con el fin de dar una solución al problema de los refugiados no cumplieron su objetivo.


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