| | El ucraniano, de 94 años, resultó un pilar en los juicios a los jerarcas hitlerianos Simon Wiesenthal, el más célebre cazador de genocidas nazis, se jubila "Mi trabajo está hecho. Los asesinos en masa que busqué, los he encontrado, y sobreviví a ellos", aseguró
| El cazador de nazis Simon Wiesenthal, quien sufrió la muerte de 89 parientes durante el Holocausto y desde entonces ayudó a capturar a decenas de criminales, anunció ayer que su trabajo está terminado. "Mi trabajo está hecho. Los asesinos de masas que busqué, los he encontrado y sobreviví a todos ellos. Si quedan algunos por buscar, están hoy demasiado viejos y enfermos para comparecer ante la Justicia", dijo Wiesenthal, de 94 años. Pero no logró su objetivo de capturar a Alois Brunner, un austríaco que cometió atrocidades en Francia, donde es buscado por la Justicia, aunque se sospecha que reside en Siria. Nacido el 31 diciembre de 1908, en Buczacz, hoy Ucrania, dijo en una entrevista con la revista austríaca Format que da por terminado su trabajo de perseguir a los responsables del Holocausto. "Di con el paradero de todos los genocidas que busqué y los he sobrevivido a todos", dijo Wiesenthal. Wiesenthal pasa a diario una hora en su oficina, en el centro de Viena, donde tiene apilados más de 7.000 documentos. Sus colaboradores aseguran que Wiesenthal buscó a unos 3.000 criminales de guerra, entre los cuales se destacó Adolf Eichmann, principal responsable de la solución final judía durante el régimen nazi. Gracias a las minuciosas investigaciones realizadas durante años por Wiesenthal, los servicios secretos israelíes lograron secuestrar a Adolf Eichmann en Argentina durante el gobierno del fallecido presidente Arturo Frondizi, en 1960, y luego fue juzgado y ejecutado en Israel. Seis años después, logró otro golpe maestro, ya que con la ayuda del gobierno estadounidense consiguió detener en la localidad brasileña de Sao Paolo al comandante del campo de concentración de Treblinka, Franz Stangl, quien fue juzgado en Dusseldorf y morirá en la cárcel. El único criminal de guerra nazi célebre al que Simon Wiesenthal buscó en vano es Alois Brunner, quien era el brazo derecho de Eichmann. Según Wiesenthal, Brunner, "si está todavía vivo, reside en Siria, donde el asesinato de judíos no es aparentemente un acto criminal perseguido por la Justicia". Wiesenthal cuenta con un sucesor: Ephraim Zuroff, jefe del Centro Simon Wiesenthal en Jerusalén, que dispone de una lista de 170 sospechosos de crímenes de guerra en los Países Bálticos. Zuroff tiene previsto concentrar sus esfuerzos en Austria, donde cree que hay "un gran número de sospechosos potenciales". En muchas entrevistas en las que se lo acusó de ser un obsesivo, Wiesenthal respondió que lo suyo no fue buscar venganza, sino procurar que no se olvide que no existe distancia, ni geográfica ni temporal que absuelva a "los genocidas". Su ejemplo fue adoptado por numerosas organizaciones de derechos humanos del mundo, entre ellas las Madres de Plaza de Mayo. (Télam)
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